Muchos confunden la lucha con la histeria, y sumidos en la histeria no se dan cuenta que están enquistados en trampas ideológicas, esoterismos incomprensibles o períodos históricos que no llevan a ningún sitio.
Ya no se produce nada de lo que alguna vez se produjo en Occidente: no hay gran literatura, ni gran música, ni grandes filósofos, arquitectos, escultores