Hay entre ambos campos —el político, por un lado, y el cultural o metapolítico, por otro— una complementariedad obvia. Pero una diferencia igual de obvia también.
Por fin llegó la hora de su venganza: las feas tienen el poder, las maritornes y las viragos son las abadesas de ese convento de endemoniadas que es el Ministerio de Igualdad.