Situación de extrema necesidad

Que VOX no es todo lo que nosotros queremos: seguro. Pero VOX es la única opción real de impedir que la oligarquía del 78 nos haga añicos la patria.

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Jesús J. Sebastián ha sacado a debate en estas mismas páginas un tema que nos preocupa a todos los que seguimos la evolución de VOX: su tendencia al aznarismo o a un trumpismo a la española. La entrevista a Rafael Bardají en El Mundo, donde se atribuye la condición de ideólogo de VOX, no nos debe asustar demasiado: para empezar porque Bardají, en todo caso, sólo se representa a sí mismo y, que yo sepa, en ningún caso se ha declarado VOX un movimiento trumpo-bardajista. Cierto es que hay un sector muy influyente y muy trumpero en el partido de Santiago Abascal, pero ni tiene el monopolio de las ideas del partido ni se puede considerar a VOX un partido muy ideologizado, más bien al contrario. Basta con leer las Cien Medidas para comprobar que se trata de un recetario básico, bastante asumible por el amplio espectro de las derechas patrióticas españolas y con principios muy elementales. Y todo esto por un motivo muy sencillo: VOX es una solución de urgencia frente a una de las situaciones más peligrosas por las que ha vivido España: la secesión de una parte de su territorio y la conversión en taifas del resto. De ahí la extrema necesidad de crear un movimiento popular y patriótico entre las muy castigadas clases medias y bajas. 

No debemos olvidar el carácter de inmediatez del desafío que tenemos ante nosotros.

No debemos olvidar el carácter de inmediatez que reviste el desafío que tenemos ante nosotros, de lo que es muestra más que evidente la traición del Gobierno de Sánchez, plasmada en los vergonzosos 21 puntos que le ha impuesto una Generalidad sediciosa y que la pandilla de aventureros que ocupa la Moncloa está dispuesta a cumplimentar con tal de que les aprueben sus presupuestos y puedan aguantar un año más en la poltrona. Siempre hemos avisado que el doctor Sánchez, plagio analfabeto de su viejo colega Fausto, hará todo lo que le exijan con tal de cumplir con una ambición puramente personal, bajamente cortoplacista y vilmente cobarde. Tarde o temprano, el aprendiz de brujo y sus cómplices tendrán que responder de sus actos ante el pueblo español.

VOX es un banderín de enganche, la única respuesta posible y eficaz contra los que quieren destruir España ya, de inmediato, porque nuestra situación política es de extrema urgencia. No hay otra alternativa con posibilidades reales dentro del campo de la derecha nacional. Esa capacidad de concitar el apoyo de millones de españoles no puede conciliarse con una deseable pureza ideológica. No es el momento para eso. Ahora hay que combatir lo que se nos está ya viniendo encima. No son nuestras ideas las que hay que defender, sino algo tan elemental e instintivo como nuestra patria en peligro, en verdadero trance de disolución. 

No son nuestras ideas las que hay que defender, sino nuestra patria en peligro.

Por otro lado, ha sido mérito de VOX hacer que se caigan de su peana los ídolos a los que tanto se ha sacrificado en los últimos decenios, como la ideología de género, el dislate autonómico y el animalismo. Sin VOX, el gran público seguiría aguantando sin rechistar las monsergas de los predicadores del Sistema. Algo nuevo y revolucionario ha surgido de esta contestación inicial. Por otro lado, VOX y el movimiento popular de rechazo a la corrección política no han hecho más que empezar. Esto es sólo el principio y, dada la situación mundial y europea, vendrán tiempos más recios e ideas más radicales. Es sólo cuestión de tiempo y de saber esperar el momento.  

Que VOX no es todo lo que nosotros queremos: seguro. Pero VOX es sólo el principio de algo. Demos un tiempo a lo que acaba de salir del cascarón. No olvidemos que ahora, en un estado de extrema necesidad, VOX es la única opción real que tenemos de impedir que la oligarquía del 78 nos haga añicos la patria. Luego, ya veremos.

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