El autor aboga por un eje doctrinal de "soberanismo político, migratorio, comercial, presupuestario y monetario" que trascienda la superada división derecha-izquierda.
Lo ilegal debe ser extirpado y expulsado. Lo contrario, esta papilla globalista ahora mismo padecida, es el peor desprecio al hombre, ya sea blanco o negro.
Debe de haber un error en la detención del presunto asesinato del pequeño Gabriel. La asesina no ha podido ser una mujer, y para colmo inmigrante, y además, de color.
La horripilante islamización de Londres está casi completada, con cientos de tribunales de la Sharia funcionando en la capital y con mezquitas que se abren donde antes, durante siglos, estuvieron enclavadas iglesias.