Pero la cuestión no es esencialmente económica
Pero la cuestión no es esencialmente económica
Lo único que nos queda… es el diccionario. Hay que reencontrarse humildemente con el universo primigenio de las palabras y de las cosas. La locura, la desvergüenza política que hoy nos rodea tiene su raíz precisamente en el desprecio sofista y posmoderno de las palabras, borrachera de soberbia que nos ha llevado al desprecio de todo lo demás.