La crisis ya se ha llevado por delante negocios emblemáticos de los centros históricos, como la droguería Orúe de Madrid, en cuyo lugar ahora hay un negocio de souvenirs.
El antirracismo obsesivo es al racismo lo que el puritanismo a la obsesión sexual. Una sociedad multirracial es por necesidad una sociedad multirracista.
Frente al capitalismo global y sus miserias sería lógico que la izquierda radical se consolidara como alternativa. Sucede, sin embargo (en Francia, al menos), todo lo contrario. Ni logra seducir a los abstencionistas ni consigue frenar el auge del Frente Nacional. Veamos las razones.