No lo dice ningún carca (ellos no hablan de "esas cosas"). Lo dice un estudio sociológico, publicado nada menos que por la prestigiosa revista "The American Sociological Review". Vean cuáles son sus conclusiones. A las que se oponen, claro está, los partidarios del igualitarismo indiferenciado de los sexos. Perdón, de los "géneros", como ahora nos quieren obligar a decir.
El espíritu del tiempo en el que vivimos –y la retórica de los poderes dominantes– ha impuesto a las mentalidades de gran parte de nuestros contemporáneos la convicción de que la democracia liberal es la forma más avanzada de convivencia colectiva . Y de que constituye un punto de no retorno, una conquista definitiva que no hay derecho a discutir o a negar en su raíz, sino todo lo más en sus concreciones específicas.
La confusión entre ambas cosas es, sin embargo, constante. Quien precisamente la mantiene y atiza es, entre otros, el lobby gay. Pretendiendo defender a los homosexuales, el mismo no hace sino encerrarlos en su particularidad… con la esperanza (nunca, sin embargo, abiertamente explicitada) de que la homosexualidad llegue a ser algún día preferencia sexual mayoritaria. Tal es el planteamiento al que, con claridad y contundencia, se enfrentan en este artículo nuestros amigos de Dolça Catalunya (quienes, como se ve, no sólo se ocupan de combatir el separatismo). Raras veces se encuentra, entre quienes denuncian las imposiciones y horteradas del lobby gay, un tan inequívoco reconocimiento de esta simple y normal preferencia sexual que es la homosexualidad.