La existencia
Nosotros, simples mortales, potenciales creadores de alma, podemos ponernos en armonía con nuestro destino si somos capaces de apartar el ruido que nos perturba, si alcanzamos el suficiente silencio como para percibir las circunstancias del mundo como proyección de nuestro intelecto. Y el análisis de estas, de las circunstancias, será en función de lo imbuida que esté nuestra cognición por el espíritu.