La época dorada del furor converso en España fueron los siglos XV y XVI, cuando muchos judíos pasados al cristianismo se destacaron por su hostilidad a sus antiguos hermanos de fe.
No dejemos que Sánchez y Feijoo nos hagan aún más fea la vida, tan desagradable y espesa como ellos, burócratas de medio pelo que pasarán al olvido mucho antes que Jane Birkin o Stefania Sandrelli.
“Señor, tengo para mí que es bueno mandar, aunque sea sobre un hato de ganado”, decía Sancho. Y vaya si aquí se cumple. Lo malo es cuando al ganado, encima, le gusta que le mande quien lo manda.
Intentando explicar a los camaradas franceses lo que... ni nosotros mismos acabamos de comprender del todo. Traducción del artículo publicado por 'Éléments'.