La tan cacareada casta —en el fondo, la élite política, financiera y alto-funcionarial— circunscribe su manual de instrucciones para dominar parcelas de poder y expolio a ciertos principios que aprende en entornos que le son propios.
El ajedrez, esa típica actividad extraescolar chic de colegio privado, se nos va a extender ahora también a los públicos, fundamentalmente en Primaria y entre los 6 y los 9 años de edad.
Su nombre estuvo sobre la mesa de Franco como posible rey de España. Y lo que apenas recordó nadie fue el crucial papel de Otto en el hundimiento del bloque soviético y en el desmantelamiento de aquella cortina de hierro que durante más de cuarenta años dividió a Europa en dos.
Alcaldesas, perdón, aunque también corren por ahí ejemplares del postergado sexo ("género", lo llaman) antaño denominado viril (epíteto que en nuestro feminizado mundo resultaría, es cierto, totalmente ridículo).
No hace mucho, en uno de sus artículos de prensa, Arturo Pérez Reverte reconocía -a su pesar- que el mejor Bachillerato que ha tenido España fue el de 1957, el de la época de Ruiz Giménez.