Los aquelarres independentistas callejeros se nutren de ingentes recursos económicos públicos para financiar la agitprop preparatoria, la puesta en escena de cada montaje y la posverdad narrativa ulterior, de manera que quede modelado torticeramente el relato de cada acción desarrollada.
Con muchos Media escritos o audiovisuales privados que, subvencionados estratosféricamente, apoyan ciegamente las consignas, dogmas e instrucciones varias para alienar a la gente; con los canales de televisión y radio pública catalana emitiendo las 24 horas del día las excelencias de la independencia; y mediante diatribas antiespañolas en un marco de patrañas y tergiversaciones de la Historia, la población local ha sido contaminada por el mainstream ideológico que supura la Generalidad, el Parlamento y otras piezas clave del denominado ‘proceso’.
Así las cosas, con la rabia social contenida ante el expolio de Jordi Pujol, la corrupción convergente y el fanatismo golpista imperante, sin que mediara ningún soporte propagandístico más que el boca-oreja y la difusión privada vía redes, los españoles catalanes han dicho basta a tanta ignominia y extrema provocación. Y lo han hecho visiblemente en las calles barcelonesas que se han llenado de más de un millón de personas provenientes de todos los extractos dela ciudadanía libre, leal y patriota que hasta ahora conformaba la mayoría silenciosa resistente al fenómeno independentista.
Han dicho que no, ya que el hartazgo es tan manifiesto y el abuso de los separatistas es tan ofensivo que únicamente mostrando realidades medibles y una unión franca y sincera alrededor de los únicos símbolos respetables, la bandera de España y la de Cataluña, se puede abordar la inmensa tarea de parar los pies al golpismo y reiniciar la regeneración del Estado de derecho, las libertades y la desintoxicación urgente de las víctimas de tanto desafuero (juventud e infancia sobre todo).
Meta mano el Gobierno de España a los culpables de tamañas tropelías. Deténgalos, acúselos, júzguelos, inhabilítelos, embárgueles las cuentas y patrimonios rapiñados…; castíguense ejemplarmente los delincuentes sublevados para que durante generaciones no vuelvan a emerger tentaciones totalitarias como las que el conglomerado golpista ha hilvanado y aplicado en este último lustro.
No puede salir gratis a los Pujol, Mas, Puigdemont y adláteres nacionalistas (sobre todo a los de ERC y CUP) su expolio de Cataluña, su usurpación de poderes y la ruina a la que llevan a la región.
Es más, han de pagar muy caro haber dividido y enfrentado familias, amigos, vecinos y compañeros de trabajo. Han sembrado odio, y ahora este odio se les ha vuelto en contra.
¡Proceda señor Rajoy! Con el consenso del PSOE, de Ciudadanos y la respuesta en la calle de los buenos catalanes… Está tardando demasiado.