Sudamérica es un continente que está siendo saqueado desde hace mucho tiempo. Parece que ninguna de las Españas ha podido encontrar su rumbo por separado después de su mutuo alejamiento, que continúa.
Así como Portugal va a tener que ver siempre más con Brasil que con Alemania, España más tendrá que ver con lo que fue hechura suya: la América hispana.
No quiere eso decir peder su pertenencia en Europa, pero tampoco es algo que se pueda remediar. Lo que pasó pasó y si el Atlántico fue finalmente el destino de la mejor España, que fue su infantería, sin ese Atlántico uniendo a los pueblos de habla hispana seguramente España quedará trunca para siempre. Y acaso también nosotros, que no tenemos porqué negar nuestro origen en pos de un indigenismo trasnochado. Ya ven: lo que fue fuerte unido no tiene otro camino que volver a unirse de algún modo o perecer.
A veces la grandeza de los hechos supera a quienes los producen. El emperador tuvo que esconder a Cortés porque dos emperadores eran demasiado. Y Cortés no fue otra cosa que un caudillo con talla de emperador.
Ahora que todos los pueblos hispánicos somos sometidos por igual, se castiga a los más lúcidos por ver un poco más allá. Así le cayeron a la yugular a Pérez Reverte cuando habló bien de los hispanoamericanos que revistan en el ejército de España. Hay gente que se asusta de las cosas grandes, mientras sus antepasados atravesaban caminando continentes inexplorados.
O somos el espejo de nuestra historia o sencillamente no podremos ser. Es que hay gente en España que todavía piensa que el gran capital los va a perdonar. Nada indica eso sin embargo.
Los soldados de la compañía de infantería donde hice el servicio militar murieron en Malvinas combatiendo y gritando en español, con la cruz de San Andrés en su bandera ¿Quiere decir eso algo para los españoles? No hay hispanidad posible sin la infantería. La infantería es España y no quienes costearon los gastos de sus campañas. Nosotros fuimos en Malvinas la continuidad de aquella infantería española. Pérez Reverte sabe de estas cosas. Sabemos quiénes han pagado con sangre y al contado la hispanidad y quienes la han hipotecado. Finalmente llega la hora del desahucio cuando se trata de dinero.
Cortés no se quedó con deudas, las pagó con sangre y al contado, pero sí el imperio que murió pagando las suyas a los mismos que hoy nos siguen exigiendo pagar y pagar. ¿No será hora de pensar en las Españas como la patria de la mejor infantería, y no de los banqueros?