No confundirse. Ahí es Día de la Soberanía Nacional
20-N: Gran huelga general (en Argentina)
Juan Pablo Vitali
22 de noviembre de 2012
Decíamos hace muy poco que la Argentina se echó a la calle el 8 de Noviembre masivamente a protestar y a tratar de poner un límite a un gobierno que no escucha los reclamos populares.
Pero también decíamos que lo inorgánico vuelve a lo inorgánico. No cabe duda que muchas personas de las que salieron a la calle ese día no tomarían una actitud política profunda ni se encuadrarían en una organización para hacer valer sus reclamos. Eso por supuesto no invalida esos reclamos. Sin embargo para incidir en el poder, en la política real, se necesita organicidad. Por eso fue muy importante la huelga general realizada hoy 20 de noviembre en la Argentina, coincidiendo con la conmemoración del día de la soberanía. El sindicalismo peronista, junto con algunas organizaciones de izquierda demostraron al gobierno que los sindicatos tienen vigencia sindical y política. Hay una larga historia en este país sobre el tema, en especial desde que el peronismo nacionalizó ideológicamente a los trabajadores y les permitió abrir un camino propio y particular, una forma de organización con contenidos propios y objetivos políticos concretos.
Tampoco es extraño para nosotros salir a la calle con organizaciones de izquierda, porque la lógica de los intereses de los trabajadores ha unificado hace mucho lo social con lo nacional. Para nosotros los peronistas lo primero es la defensa del país y de los trabajadores como parte sustancial de ese país, y después del peronismo ninguna organización obrera puede defender a los trabajadores desde una posición apátrida e internacionalista. Al menos en la Argentina.
En la Argentina de hoy se cobra impuesto a las ganancias a un salario medio, mientras los capitales financieros no pagan impuestos por su renta. Se disimula la inflación que se come los salarios, mientras las mineras se llevan una riqueza invaluable en forma gratuita contaminando el agua y el territorio. Prácticamente ya no hay industria, mientras la soja transgénica es la principal fuente de divisas. Sobre estos puntos nos ponemos todos de acuerdo como algo básico. Lo que llaman “inseguridad” es un desborde del delito fruto de la disolución social y del avance de la corrupción en todos los niveles. Y la primera corrupción es alentar una forma de vida en la cual la persona vive de un subsidio del estado sin otra perspectiva que seguir así. Y nos dicen que eso es justicia social.
La Argentina tiene una larga historia de militancia política y de organizaciones sindicales, que no deben responder a una ideología internacional sino a un proyecto nacional y en todo caso continental. Aunque esto ocurra a medias por culpa de muchos dirigentes y se torme a veces difuso, hoy vimos en la calle que algo de eso nos queda todavía. La protesta del 8 de Noviembre y la huelga general del 20 de Noviembre, nos demuestran que las distintas expresiones del pueblo argentino coinciden en sus reclamos. Ha quedado al descubierto la absoluta falsedad de un relato histórico de niño burgués capitalista deslumbrado con la escuela de Frankfurt, valiente para enfrentarse al pobre policía de la esquina y al anciano represor de los setenta ya fuera de circulación y sin poder, olvidándose que fue el movimiento obrero argentino el que unido (como en estos 8 y 20 de noviembre) quien echó a los militares del poder con la masividad de sus protestas. En ese entonces la calle fue nuestra, hoy vuelve a ser del pueblo argentino.
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