En la Novlengua ciertas palabras no están permitidas

¿Moro? ¿Ha dicho usted "moro"?

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¿Se puede decir en España la palabra “moro”? últimamente los mamporreros de lo políticamente correcto, que a su vez suele ser el pensamiento único se empeñan en que este vocablo tienen connotaciones negativas. Muchos de nosotros hemos recibido un correctivo al emplearla, nos han insultado hasta la saciedad.

Pretendo aquí hacer una reivindicación de esta palabra que pertenece al léxico cotidiano de nuestra lengua. Sí, “moro” se puede decir sin problemas y para demostrarlo vamos a hacer una reflexión:
El lenguaje pertenece a los usuarios y estos mediante el uso le dan la carga de significado, y después se crea la norma, así lo sostienen grandes filólogos como Manuel Seco o Antonio Briz.
Los hablantes en su uso van legitimando y transformando el lenguaje. La referencia normativa es el DRAE en el que no encontramos ninguna acepción negativa de la palabra “moro”.
Como decía, el uso del lenguaje crea la norma y el DRAE es el lugar en el que consultar el significado de las palabras. Pero es cierto que la lengua evoluciona con mayor rapidez que la academia por ello hay lo que se denominan diccionarios de uso. María Moliner escribió el más prestigioso de estos diccionarios “Diccionario de uso del español” para mostrar acepciones de uso que aún no están recogidas en el DRAE, curiosamente en este tampoco hay acepciones negativas de la palabra “moro”. El diccionario de uso CLAVE, disponible en internet y más actualizado que el anterior, tampoco plantea que “moro” sea despectivo.
Por otro lado Manuel Seco es el autor de un diccionario fraseológico del español en el que hay infinidad de expresiones que contienen la palabra “moro” sin connotaciones negativas, del tipo “bajar al moro”.
¿Alguna vez “moro” ha sido despectivo? Como hemos visto con anterioridad, el uso determina el significado que posteriormente la academia recoge en el DRAE. Podemos consultar el “Tesoro lexicográfico de la lengua española” que presenta todos los DRAE hasta la actualidad y es imprescindible para consultas de tipo histórico. Pues bien, hasta donde he podido consultar, que es mucho, no ha habido en España acepción negativa del concepto.
Por otro lado podemos investigar la solvencia de “moro” en la lengua española consultando el “Corpus Diacrónico del Español” (CORDE) que contiene casi 250 millones de formas registradas en textos fechados desde los primeros tiempos de nuestra lengua hasta 1974. Aquí la palabra “moro” la encontramos en más de 11.000 casos, cosa que muestra su extendido uso en nuestra lengua. Aquí también se nos muestra el radio de acción geográfico de la palabra, la encontramos mayoritariamente en España, pero también en Perú, Argentina, Filipinas, México, Colombia, Cuba y Bolivia entre otros. Los ámbitos tratados según el CORDE son la prosa literaria, el verso lírico, la prosa narrativa, la prosa jurídica, el verso narrativo, el verso dramático, la prosa religiosa, la prosa científica y la prosa didáctica entre otros.
Para consultas a partir de 1974 miraremos el “Corpus de Referencia del Español Actual” (CREA) en el que encontramos 596 casos registrados en diversos países y en ámbitos que van desde las ciencias sociales a la economía.
Tras estas búsquedas podemos considerar que la palabra “moro” está muy asentada en el español y que carece de connotaciones negativas tanto para los académicos como para los usos más corrientes. Por lo tanto a estos que quieren eliminar u oprimir el uso de “moro”, tenemos que decirles que caen en una incompetencia lingüística.
Arturo Pérez Reverte que en 2003 fue nombrado miembro de la Real Academia Española, en su excepcional página resuelve las dudas de un joven acosado por la ignorante profesora amante de lo políticamente correcto, proporcionamos al lector unos fragmentos que deleitan:
“…Te lo voy a explicar en corto, chaval. Sin irnos por las ramas. Esa maestra, profesora, docente o como quieras llamarla, es imbécil. Tonta del culo, vaya. En el mejor de los casos «suponiendo que no prevarique a sabiendas, prisionera del qué dirán», une a su ignorancia el triste afán de lo políticamente correcto. La cuestión no es que te haya reprendido en clase de Historia por utilizar la palabra moros al hablar de la Reconquista, y exija que la sustituyas por andalusíes, magrebíes, norteafricanos o musulmanes…”
“… duerme tranquilo. Por muy maestra que sea, eres tú quien tiene razón. No ella. En primer lugar, porque el habla la determinan quienes la usan. Y no hay nadie en España, en conversación normal, excepto que sea político o sea gilipollas «a menudo se trata de un político que además es gilipollas», que no llame moros a los moros. Ellos nos llaman a los cristianos arumes o rumís, y nada malo hay en ello…”
“..La palabra moro, que tiene diversas acepciones en el diccionario de la Real Academia, pero ninguna es peyorativa, se usa generalmente para nombrar al individuo natural del norte de África que profesa la religión de Mahoma…”
Y lo que es realmente preocupante de estos inquisidores de la lengua es su incompetencia lingüística por impropiedad. Para aclarar este concepto diré que la propiedad lingüística procede de la adecuación interna entre la idea que se pretende comunicar y la palabra que se expresa, la persistencia de la impropiedad conduce a la disgregación entre los hablantes y a la ruptura de la comunicación causada por la dificultad de comprensión que tanto interesa a los ingenieros sociales.
Dichos inquisidores son un fraude lingüístico, esperemos que dejen de estafar intelectualmente.

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