No cabe duda que lo que posibilita un proceso histórico es la existencia de “un tipo de hombre” determinado. Cuando un pueblo ha vaciado sus contenidos espirituales ya no tiene autoridad moral para impugnar la espiritualidad de otros pueblos. Cuando un pueblo ha abandonado su capacidad y su voluntad de lucha, ya no puede ni quiere enfrentar a pueblos que todavía luchan. Queda la tecnología, pero la destrucción que esta produce parece no poder evitar tarde o temprano, la antigua realidad de la infantería sobre el terreno.
En torno al burka y la inmigración
La histeria de un burgués asustado
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