Thomas Malthus, economista británico (1766-1834), fue el primero en declarar a los cuatro vientos que el mundo sólo se podría salvar un día gracias a una estricta política de contención demográfica.
Asombra y a menudo acojona, o por lo menos a mí me pasa, el modo en que la simpleza más frívola, la estupidez más elemental, querido Watson, triunfan en sociedad.
CasaPound no quiere a un solo inmigrante en Italia, excepto a los chinos, justo a quienes tienen de vecinos de su sede en Roma. Su vicepresidente justifica el porqué: "Los chinos no intentan integrarse. Mantienen su identidad, desarrollan su economía y no se sienten ciudadanos de clase B".
"Europa es una vieja estéril. Los inmigrantes la fecundarán" (Papa Paco)