Unos energúmenos, miembros del cuerpo profesoral de la universidad de Oxford, han reclamado que, en los estudios musicales, se retire o se reduzca considerablemente la presencia de la música clásica, acusada de «complicidad con la supremacía blanca».
Algunos piensan que la asimilación sería la solución milagrosa: los inmigrantes se convertirían en franceses como los demás (o en españoles, en italianos, en alemanes..., en europeos, en fin) y el problema estaría resuelto.
Desde ahora en adelante el debate público quedará limitado a socialdemócratas, liberales de izquierda y algunos marxistas, cuya presencia servirá para dar un poco de falsa radicalidad a lo discutido.
Pobres conguitos de nuestra infancia y juventud… Entre las muchas y sorprendentes variaciones que la invasión de la corrección política nos está imponiendo...