Unos y otros agitan sus fantasmas (antifascismo, anticomunismo) para que este gran guiñol que es el régimen del 78 pueda continuar. Y, mientras tanto, los únicos que afianzan posiciones son los partidos nacionalistas en su empeño de destruir a España.
Voy a subirme al carro y lanzar una proposición a imitación del rey Deseado: prohibir o cerrar las universidades españolas, auténtico germen del progresismo.