Esta propuesta, que pretende evitar prácticas sexuales y juegos eróticos en las aulas sin el consentimiento expreso de los padres, ha causado gran agitación en el sector educativo.
No, el lamebotas del que aquí se habla no es el que aparece en la foto. Su Santidad sólo viene aquí a completar al otro: al que aparece en el video reproducido al final del artículo.