Si Rusia, Alemania y Francia formasen una unidad geopolítica, ésta se consolidaría como la principal potencia del planeta. Eso es lo que quiere evitar Washington.
Como en el Sexenio fernandino, los Ugartes y Chamorros (hoy Garzones y Monteros) animan con sus ocurrencias y disparates una vida política que oscila entre el marasmo y el tedio.
Una de las obsesiones de nuestros mandamases woke es la negación de la realidad. No se trata de un ocultamiento o de una tergiversación, sino de negar lo real, de proclamar su inexistencia.
Los funcionarios europeos podrán felicitar la Navidad a sus súbditos, vasallos, tributarios, servidores y pecheros sin que se les pueda tildar de supremacistas.