“Lo único que los hombres no desean es la libertad, y no por otra razón que ésta: porque, si la deseasen, la obtendrían” (Étienne de la Boétie en ‘La servidumbre voluntaria’).
Érase una vez, otra vez más, Quentin Tarantino.
La novela es un género puramente europeo que ha resultado desfasado al tiempo que la propia Europa y sus valores tristemente anacrónicos.
La vida, para aquel que carezca de toda militancia que no esté encabezada por la poesía, es mero exilio antes de la muerte.
Nadie que lea ‘Viaje al fin de la noche’ podrá regresar indemne o decepcionado ante una obra de arte mayor dentro la literatura universal.
Nadie elige el lugar donde nace, ni los padres que lo engendran, ni el nombre que le asignan, ni las lenguas que recibe.
