La batalla de los símbolos hay que lucharla. La descristianización de la catedral de Córdoba, la profanación de los restos de Franco y el resto de medidas que la izquierda impone no son «cortinas de humo» ni «asuntos que no tienen importancia real», como afirman los imbéciles.
El enemigo de mi enemigo puede convertirse en mi amigo… siempre que, para empezar, deje de insultarme.
George Soros ha llegado a la conclusión de que la sociedad abierta hoy debe ser entendida como sociedad amorfa. Carente de forma, carente de tradiciones, carente de identidad.
¿Rojos o liberastas?
Proseguimos la serie de artículos de Adriano Erriguel.
El problema no es que en ese inmenso teatro que es la arena pública se engañe, se intrigue y se falsee todo cuanto falsear se pueda. El problema es: engañar… ¿para qué, en aras de qué?
Se achaca al nacionalismo-independentismo catalán (y a todos los demás que medran en la vieja Iberia), fundarse en idearios delirantes. Lo son. Pero no lo son menos que las leyendas fundacionales de todos los países.
