Para desdibujar su imagen de títere del mundialismo financiero, el presidente Macron ha decidido travestirse de patriota y viajar por el norte y el este de Francia para conmemorar el triunfo en la Gran Guerra.
La humillación a la vencida Alemania no se limitó a los asuntos pecuniarios. Entre unos y otros pusieron patas arriba el mapa europeo con la intención de evitar futuras guerras a causa de disputas nacionales.
Hace un siglo se vino abajo una cultura que exaltaba los principios de excelencia y belleza, que estaba arraigada en el suelo que roturaron y sembraron generaciones de antepasados y que tenía la vista levantada hacia el cielo, hacia un principio espiritual.
Como personas, somos animales sociales, seres políticos, aunque carezcamos de opiniones y de interés por la cosa pública, ya que dependemos del destino de nuestra comunidad.
Hungría, Chequia, Eslovaquia, Polonia, Estonia, Rusia… se han convertido en el más firme baluarte alzado contra lo que ahora se desquicia en la parte occidental de Europa.