Víctor Lainez, de 55 años, vecino de Zaragoza, sale a tomar unas copas de noche y lleva puestos unos tirantes con la bandera española. No volverá vivo a su hogar. Unos facinerosos de extrema izquierda, herederos de los pistoleros de la FAI y del PSOE, lo asesinan por la espalda, método habitual y propio de nuestra tradición roja.
No hay que decir mucho más. Lamentar la muerte de un español honrado, dar nuestras más sentidas condolencias a sus familiares y recordar a quien sea menester que el culpable último de esta muerte no es sólo el cobarde que lo ha apaleado a traición y sin darle la menor posibilidad de defenderse, también en la genuina tradicion de las hienas del Frente Popular. Culpables han sido los gobiernos e instituciones que han sembrado el odio y reivindicado a los asesinos de la España roja, que han festejado a un matarife estalinista como Santiago Carrillo y que rinden diario homenaje a los ejecutores del terror rojo en España. Con semejantes ejemplos, lo normal es que acaben dándose estos resultados.
Culpable la Memoria Histórica, culpables los intelectuales de medio pelo que infestan la izquierda española, culpables los periodistas que linchan a los muchachos de Blanquerna (donde no pasó nada) e ignoran que prácticamente el cien por cien de la violencia política en España en los últimos cuarenta años es obra de la izquierda y de los separatistas. Culpable el odio a la patria española y a sus símbolos instilado a los alumnos desde el parvulario, ante la dejación y negligencia de las autoridades, cuando no con su abierta complicidad. Culpables los artistas, escritores y cineastas que han glorificado el terrorismo rojo en sus obras y han llamado a la venganza por una guerra perdida hace casi un siglo.
Los que han matado a Víctor Laínez no son «fascistas de izquierdas». Lo mataron los habituales marxistas o anarquistas o, para entendernos, las hordas rojas de siempre; los retoños criados en las ubres de un sistema educativo que justifica, fomenta y protege a las ideologías de extrema izquierda y que excusa siempre su violencia.
Víctor Laínez, no dejaremos que borren tu memoria ni la de todos los caídos por España y por su bandera, ésa en cuya defensa has dejado tu vida. Ni perdonamos ni olvidamos.
Víctor Laínez, ¡Presente!