Una de las mayores suspicacias que levanta la formación de Albert Rivera tiene que ver con sus planteamientos ideológicos. Dicen no jugar en el eje izquierda y derecha, que divide y no explica nada. Pero, ¿qué implica eso en medidas concretas? En su ideario, el partido sostiene que existía un vacío de representación en el espacio electoral de centro-izquierda no nacionalista. El PSC había, para ellos, capitulado ante el nacionalismo catalán. En este sentido, Ciudadanos asegura que se nutre “del liberalismo progresista y del socialismo democrático”.
“La igualdad y la solidaridad entre ciudadanos hacen necesaria la intervención de los poderes públicos para asegurar la efectividad de los derechos sociales”, continúan en su declaración de intenciones. Se llama, por otro lado, a “reforzar la cultura del mérito y el esfuerzo en la educación” y a hacer “compatibles la economía de mercado con el principio de igualdad de oportunidades”. El sustento social de Ciudadanos fermentó mediante luchas de movimientos sociales socialdemócratas pero la entrada de los llamados intelectuales, en 2005, derechizó los postulados y tomó fuerza el carácter “transversal”, es decir, liberal -en lo económico-, del bagaje ideológico del partido. Arcadi Espada fue quien encabezó esta última corriente.
Cuando la candidatura tomó forma, los impulsores llegan a la conclusión, refrendada por sondeos del Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat, de que la mayoría de abstencionistas -el tope de participación en Cataluña estaba en 2006 en el 65%- venían de padres nacidos fuera de la Comunidad Autónoma. La mayoría de los abstencionistas se declaraban de centroizquierda y los que se sentían sólo catalanes eran minoría. Ciudadanos identificó el caladero de votos. Sin embargo, tenían muy en cuenta que casi la mitad de votantes del nuevo partido vendrían también de la derecha.
Convulsiones internas
Pese a la calma que parece reinar hoy en el seno de un Ciudadanos que no deja de conseguir victorias electorales y de subir en las encuestas, la situación interna no fue siempre igual. En 2009 se produjo un auténtico cisma debido, por un lado, a los malos momentos que pasaba el partido de cara al exterior, azuzados por la consolidación de un nuevo partido con sus mismos postulados, UPyD, y, por otro, a decisiones como la coalición con Libertas, un partido ultraneoliberal, de cara a las elecciones europeas de ese mismo año, donde consiguió únicamente 7.000 votos. Esta alianza provocó la dimisión de un histórico, de ideas socialdemócratas, Antonio Robles.
Por su parte, intelectuales provenientes del PSC como Albert Boadella pasaron a criticar a Ciudadanos y a alabar la candidatura de Rosa Díez. Pero Albert Rivera se planteó firmemente renovar el partido. Tras ser ratificado por la ejecutiva como presidente, comenzó a llamar a nuevos nombres, como al ex eurodiputado y actual número uno de Ciudadanos por Barcelona para las elecciones generales, Juan Carlos Girauta. “En 2009 Ciudadanos tiene un bajón importante, muchos problemas internos, y en ese momento Rivera me explica que piensa enderezar el proyecto muy en serio y me pide colaboración”, explica.
Rivera ya no era un joven desconocido de 26 años elegido por supuesto azar. Ahora era, además de presidente, el líder del partido. Pero, ¿cuál es el planteamiento ideológico de Rivera? Robles, en una entrevista este verano con Radio 4G, lo explica así: “Ciudadanos es un partido de corte progresista de centro izquierda, que Albert trata de conservar aunque él es más liberal que socialdemócrata. Rivera es joven, inteligente, que cree en el libre mercado y en la justicia social. Titular a Rivera de derechas es equivocado”.
Girauta insiste en la cuestión del centro. “Sinceramente no nos vemos ni en la izquierda ni en la derecha. Defendemos algunas cosas que en materia económica en España se atribuyen a la derecha y en materia social que se atribuyen a la izquierda. En este país no existe la socialdemocracia liberal”, reflexiona. Dar “espacio a los negocios”, “desburocratización”, “generar riqueza para mantener un estado del bienestar”, dibuja esquemáticamente Girauta. “Los socialistas dicen que somos la derecha civilizada y en el PP dicen que somos de izquierda. Pues bueno”, agrega.
Un centro derecha sin humanismo cristiano
Lo cierto es que no toda la derecha les identifica como izquierda. Uno de los fundadores del PP y hoy alejado del partido, Manuel Milián, cree que Ciudadanos es más parecido a la derecha republicana francesa. “Es un centro derecha desnudo de conceptos morales trascendentes, con un concepto muy republicano y laico que, a diferencia del PP, no parte de un humanismo cristiano”, opina. En cualquier caso, Milián repite una crítica generalizada: “Ciudadanos juega con cierta ambigüedad, no expone claramente su perfil”, matiza. Rivera, que asegura que ha votado en diferentes comicios al PSC, al PP e incluso a CiU, tampoco ayuda a despejar esas dudas.
Para Oriol Bartomeus, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Barcelona, la ubicación del electorado de Ciudadanos es el centro, lo que, en el caso catalán, implica situarse más a la derecha que la media. “La media aritmética del electorado catalán se sitúa en el centro izquierda, por los que se sitúan en el centro en realidad están en la derecha del centro de gravedad”, precisa. En cuanto a sus valores “se puede considerar progresista, pero sus propuestas son claramente liberales”. “Ciudadanos, igual que Podemos, ha aprovechado el hueco que han dejado el PSOE y el PP, con la diferencia de que los partidos nuevos se presentan como limpios, no corruptos”, concluye.
Una de las cuestiones clave para dilucidar si Ciudadanos es un partido que tira más a la izquierda o a la derecha en el terreno económico es la manera en que confeccionan su programa. Éste parte de un ideario, esbozado brevemente por el núcleo impulsor del partido. A partir de ahí el trabajo es desarrollado por técnicos de ideología liberal. “Vamos viendo que el proyecto se va convirtiendo en uno de gobierno, así que ponemos la cuestión en manos de una persona que se nos acerca y que dice que quiere implicarse, que es Luis Garicano”, explica Girauta. El conocido economista, de pensamiento neoliberal y proveniente de FEDEA, un think tank de las grandes empresas del IBEX 35, pasa a coordinar a un grupo de 50 expertos para aterrizar el llamado ideario. “Es una autoridad respetada internacionalmente que importa medidas de otros sitios, como el complemento salarial de Inglaterra y EEUU, o la idea del contrato único, que el PP rechazó en su día”, desarrolla.
Garicano ha expresado en varias ocasiones que la reforma laboral que el Gobierno de Mariano Rajoy ha llevado a cabo “no es mala”. Una posición que también adoptó Ciudadanos. En 2012, los partidos de izquierda del Parlament trataron de que la Cámara catalana llevara un recurso al Tribunal Constitucional contra dicha reforma, pero los votos de Ciudadanos, PP y CiU lo impidieron. También se han alineado con la derecha en la defensa de que inmigrantes sin papeles no deben tener asegurada una cobertura sanitaria completa. El 10 de octubre de 2012, dos días antes de la manifestación españolista que se celebra cada año en Barcelona, los diputados de Ciudadanos abandonaron el Parlament en una votación sobre el franquismo. Son sólo algunos ejemplos de hasta qué punto el partido de Rivera juega a la ambigüedad en algunos puntos clave para la izquierda española.