Decenas de muertos en París; explosiones; rehenes ejecutados a sangre fría: uno a uno. Todo esto no tiene que ver con el islam. «Alá es el más grande», gritaban. Y disparaban a los enemigos ¿de Alá? Es decir, a los comensales del restaurante, a los jóvenes en la discoteca, a cualquiera que se pusiera a tiro. Evidentemente, todo esto no tiene que ver con el islam.
El presidente francés, Hollande, tendrá que emitir un comunicado. Otro más. Condenando con toda decisión los hechos, y dejando claro que los violentos no podrán imponerse a la tolerante sociedad francesa. A la tolerante sociedad europea. A la tolerante sociedad occidental. Los violentos. No el islam. Porque todo esto, no lo olviden, no tiene nada que ver con el islam.
Se convocará un duelo nacional. Se convocará una gran manifestación. Acudirán los líderes políticos europeos. Acudirá Merkel, acudirá Juncker, acudirán todos emocionados y cariacontecidos. Y hablarán de unidad frente al terror, y hablarán de la sociedad libre y de la tolerancia. Y advertirán contra las generalizaciones. Y advertirán que señalar con el dedo al islam, como un todo, sería caer en la trampa de los violentos. Que no son verdaderos musulmanes. Porque todo esto no tiene nada que ver con el islam.
Tiene que ver con tristes circunstancias políticas y sociales: con la marginación de la juventud en los suburbios, con la falta de perspectivas, con una educación deficiente, con la sensación de sentirse discriminado por ser musulmán. Sí. Esto último es importante, y conviene subrayarlo. Hay que ser más amables. Hay que aislar a los incendiarios. Hay que rechazar a los generalizadores. A los intolerantes. A los que querrían dividir la sociedad multicultural francesa y europea. Ellos tienen mucha culpa. Ellos. No el islam. Porque todo esto ―por lo que más quieran, no lo olviden―, todo esto no tiene nada que ver con el islam. Al contrario.
Realicemos, pues, algún acto simbólico, con jóvenes de todas las etnias y religiones. Reforcemos la voluntad de construir juntos una Europa tolerante y acogedora. Escribamos artículos recordando que todo esto no tiene nada que ver con el islam, y que los intolerantes, los xenófobos, y los incitadores a la violencia ―venga de donde venga― no tienen sitio entre nosotros.
Y después de unos días volvamos a la normalidad. Y esperemos al próximo atentado. A las próximas ejecuciones de rehenes. Al próximo tiroteo. A Alá, que es el más grande.