Oslo: ¿Es posible que todo sea como nos han dicho?

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Ponga usted todos los datos uno detrás de otro. Concedamos al Gobierno noruego el crédito que merece en una situación tan trágica como ésta. Y hagamos las pertinentes preguntas.
Si lo que ocurrió es esto:
1. Un tipo adquiere centenares de kilos de fertilizante -nitrato de amonio- y fabrica libremente un potentísimo explosivo.
2. Ese mismo tipo adquiere sin problemas varios centenares de cartuchos dum-dum, balas explosivas, prohibidas en todas partes. Más las armas correspondientes.
3. Con los explosivos fabricados a base de fertilizante, el tipo pone un coche bomba en el distrito gubernamental. Ningún policía, ni siquiera ninguna videocámara de seguridad lo advierte.
4. El tipo se dirige a una isla donde hay una reunión multitudinaria de las juventudes laboristas, entra libremente en ella disfrazado de policía. Tampoco aquí nadie advierte nada raro.
5. El tipo se lía a disparar sobre la muchedumbre y nadie le para; en una isla con quinientas personas reunidas, incluidos varios líderes del partido gubernamental, no hay ni un solo vigilante de seguridad, pública ni privada, para hacerle frente.
6. La policía tarda más de una hora en acudir a la isla, porque, según se nos dice, no tiene helicópteros.
7. El tipo ha perpetrado la matanza completamente solo, sin cómplices; de hecho, los detenidos en una operación posterior son rápidamente puestos en libertad.
8. Todo esto ha pasado en un país que desde hace cinco años tiene problemas con el radicalismo islámico, y que en el último año ha detectado la presencia de un grupo islamista somalí, ha denunciado que hay grupos terroristas captando voluntarios en suelo noruego y ha expulsado a un imán fundamentalista irakí, según manifestaciones de la responsable de los servicios de inteligencia noruegos.
Bien. Si todo esto es así, entonces la policía noruega es la peor policía del mundo.
Seguiremos informando.
© Intereconomía

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