¡Ay, los de derechas! ¡Que solitos estamos!

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Y no levanten la mano para pedir el turno de palabra. Conozco las lenguas viperinas que se gastan y su arraigado deseo de zaherirme y fustigarme. De hecho, en esta ocasión, han de admitir conmigo, sin armar revolicas, que los de derechas estamos más solos que el perrillo de un desguace y pasando más penalidades que los pobrecitos zarrapastrosos de Izquierda Unida. Bueno, vale. No exageraré, “tantas” penalidades como los comunistas no, ni gastamos tanta penosidad, porque eso es imposible, pero puteados estamos. No me lo negarán. Para los progresistas, que de pura indigencia moral han perdido la vista, somos un trauma intelectual y espiritual. Y para el Partido Popular, nosotros, la derecha sin adjetivos calificativos, somos como los wáteres: cuando nos necesitan nos utilizan y el resto del tiempo les damos asco.
 
   Eso sí, llega una ex marxista ochentera, como Pilar del Castillo y aunque vaya disfrazada de cuñada de David el Gnomo y no tenga con los votantes ni la más mínima afinidad, le regalan cargazos y prebendas. ¿Sus increíbles méritos? Tener un pasado izquierdoso y habernos aborrecido. ¿Qué vomitan entre estertores de ira? ¿Qué los de Génova 13 han sido históricamente traidorzuelos con los propios y han primado y anhelado a los opuestos? Sí, Síndrome de Estocolmo siempre han padecido y en lugar de cultivar el voto ideológicamente fiel y coherente, pierden el culo y la vergüenza porque un socialista reciclado les otorgue el sufragio, dotándoles del ansiado alo de “progresistas” por el que suspiran como damas de las camelias.
 
   Y servidora, desde su diáfana inteligencia superficial, se pregunta el por qué, los acomplejados y los que andan coqueteando con la izquierda, como el Albertín, no se largan directamente al PSOE y se realizan como seres humanos. Claro, que, los socialistas, tienen el cortijo repartido entre ellos, porque son muy leales a su rojerío y son para, el tema de primar fidelidades, muy como Dios manda. Mientras que los que pisan las tibias moquetas de Génova 13, mamando de los despreciables sufragios de los de derechas, tienen, a la postre, más cara dura que el embajador de Rumania, que es el que tiene más cara de España. ¿Qué me lanzan el órdago de que les demuestre la excepcional cara dura del embajador rumano? Lo recojo. El tío tan agustamente, comiendo caliente en la sede diplomática y las calles de las ciudades españolas a reventar de nómadas rumanos, mendigando o delinquiendo.
 
Por supuesto que dicen y cuentan que, en Rumania se han quedado como a quienes les quitan las pulgas, porque exportar pobreza y marginalidad a otros países es un buenísimo negocio. Y sobre todo cuando se exporta a países con gobiernos debiluchos y blandengues que no son capaces de pasaportar a los pobres ajenos y que les tratan como, si en lugar de proceder de un país de la UE, vinieran huyendo de guerras, hambrunas y desastres naturales. Y de eso nada. Se coge a los mendigos y se les lleva directamente a acampar en la residencia del señor embajador y que él se haga cargo de su manutención y de pasaportarles de vuelta a su país corriendo él con todos los gastos, porque a los españoles no nos tienen por que costar un duro los nacionales de ellos. Pero el embajadorini pasa del tema ¡Tendrá jeta el tío!
 
   Pues similar poca vergüenza puede ser atribuible al peperismo de la cúpula madrileña. Que, a la postre, cada vez se nos asemeja a una especie de club privado de burócratas, donde impera la más genuina dedocracia y la más nihilista estulticia. Durante un brevísimo lapsus, el Rajoy apuntó con timidez mañas del neoconservadurismo de Sarkozy. En suavito, por supuesto, pero podía haber ido creciendo, dando caña y fustigando, poniéndose a la vera a gente de peso, como Jaime Mayor Oreja, Imbroda el Presidente de Melilla, Vivas, el Presidente de Ceuta, Alberto Fernández de Barcelona, el inigualable Alejo Vidal Cuadra , la carismática Isabel Estapé, Jose Javier Esparza, el validísimo Pizarro. Pero no. La máquina dedócrata se pone en movimiento, nombra Rajoy a la previsible y gris Soraya portavoz en el Congreso, los eternos segundones que aún no han chupado moqueta y catering echan babas de rabia, los afiliados se sienten como siempre, ninguneados y los votantes nos angustiamos. Porque vemos, sentimos y palpamos que “esto no va”. Hablan de alternativas y señalan a Esperanza Aguirre, que es trabajadora y no es mala mujer, pero que está a kilómetros luz de representar la realidad de las mujeres españolas de derechas. Bueno, si se es título nobiliario, si se ha sido destetada con cucharita de plata y si se es más cursi que una fabada feng shui, Esperanza si resulta representativa, para cuatro gatos, pero cuatro felinos con pedigrí. Para el gazpachuelo revuelto del gato callejero y que va tirando malamente y pasando fatigas como modus vivendi, con más pulgas y más piojos encima que el turbante del talibán mulá Omar, para nosotros, los curritos y las marujas, resulta representativo uno “de los nuestros” forjado pasando penurias y dejándose los huevos en cada peldaño.
 
   ¿Congreso en el PP sin listas alternativas? Paripé pepero. Que vengan Rodrigo Rato, Mayor Oreja, Vidal Cuadra o Isabel Estapé y nombren candidaturas compuestas por españoles de refresco y de recambio. De derechas a ser posible. Si no es así, esperaremos. La Derecha esperará, más solita que rata de albañal. Porque, colegas, es ley natural, siempre acaba por amanecer.

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