El hombre del tiempo no puede ser más agorero y parece que el final de las vacaciones navideñas se va a pasar por agua, por borrascas y por tempestades. ¡Qué mala sombra si a los niños se les fastidia la cabalgata! Y no digamos una Operación Retorno en remojo, con la siniestralidad disparatada, no solo por las imprudencias al volante, que haberlas, haylas, sino por las malas carreteras, oscuras, pésimamente señalizadas y con charcos. Recemos, por lo tanto a Santa Bárbara bendita para que remedie el tiempo, por intercesión directa del futuro santo Juan Pablo II, que todavía se está frotando las manos en el más allá, por el éxito de la convocatoria de la manifestación de las familias cristianas. Pasada por sol, que no pasada por agua y a la que yo debería haber concurrido con mis inseparables hermanas, es decir, las “triamesas”, Gigi y Maripi Román y servidora, roja y gualda al viento y aullidos irrefrenables de piadoso entusiasmo. Pero no pudo ser, porque convalezco de uno de esos virus cortesía de los importados y no aguantaba físicamente cuatro horas de emoción, de pie y con la solanera. De hecho, me hubiera dado un jamacuco, entre físico y espiritual.
Porque aquello fue impresionante, faltamos millones de cristianos, apareció para muestra, un botón, en autobuses, trenes o aviones, en coches particulares o haciendo dedo. Un puñadillo de millón y pico, minucias para los que somos, estamos y nos proclamamos. Y ante el furor rojo socialista, donde aún escuecen las quemas de iglesias y conventos que estuvo de moda a partir de 1931, ante la impotencia por no podernos mandar a un grupo afín de la policía y empapelarnos a todos, con el concurso irrenunciable de algún juez ad hoc, se les subió la mala leche hasta el punto de estropear el tiempo y traer borrascas, rayos y centellas. ¿Qué están ahora chismorreando con tal de darme por saco? ¿Que dice la Sagrada Biblia que “los hijos de las tinieblas son más listos que los hijos de la luz”? Pues se equivoca el Libro porque, nuestros gobernantes son genuinos hijos de las tinieblas y de inteligentes no tienen nada. Me digo yo que la Biblia se referirá a “otros” hijos de las tinieblas y no a estos cutres del rojerío progresista, el que, de acumular rencores, perdió la vista.
¡Que miren que son rencorosos! Y necios. No pueden enfrentarse a una religión que aglutina a cientos de millones de fieles y que ha parido la más espectacular civilización del Universo. ¿Qué dan ellos a cambio? ¿El Gulag del padrecito Stalin, el telón de acero, a la vieja cabra loca Fidel o a los cuatro indigenistas mamarrachos que tienen arruinada Sudamérica? Dan una mierda pinchá en un palo, dicho sea con toda educación: la mierda para deglutirla y el palo para quitarse las miajillas de los dientes.
¿Por qué gruñen? ¿Que faltó gente que tenía la “obligación ética y moral” de estar? Por supuesto, en primer lugar la católica, por el sacramento del bautismo, familia Real española. Y la plana mayor al completo del PP, aunque los mejores peperos estuvieron a mogollón, confundidos con la buena gente y palmeando los cantos de “Siempre así”. Jaime Mayor Oreja, el que fuera gran esperanza blanca del conservadurismo español, relegado por demasiado carismático. No obstante, toda la basca concentrada era conservadora, que no conservaduros: éstos son los banqueros, hasta que nacionalicen la banca y se vayan a hacer negocio y usura adonde el Cachirulo. ¿Que donde buitrea con hipotecas el Cachirulo? Pues donde se va la gente a tomar por el culo, dicho sea con todo respeto a los traseros impolutos del personal.
Pero los socialistas andan mosquis, mosquis y, como no hacen un puto pantano, el agua que trae sus malos instintos se desperdicia, porque hacer pantanos es “franquista” y cerrar cárceles por falta de inquilinos es “franquista” y que un criminal, con sólo ver a un guardia o a un picoleto, se cague de miedo, es más “franquista” todavía. Y la familia cristiana, con sus hijos, sus valores, su educación y su vergüenza, es “retrógrada” porque, según los progres ateos, hay “muchos tipos” de familias. Vale. Los habrá, pero para los creyentes, para todos los creyentes monoteístas, familia son papá, mamá, niños y de paso los abuelos y toda la parentela, para reunirse en las Pascuas, en los bautizos, las comuniones, las confirmaciones, las bodas y los funerales. El resto no existe. Lo dice el Papa que es nuestro líder espiritual y tiene un carisma que no se puede aguantar.
Llueve y truena por las lágrimas de rabia y los retortijones de tripas de los socialistas en cuanto nos ven a unos cuantos levantiscos, como somos los cristianos, monjes, cruzados, guerreros místicos, ascetas esenios. Una maravilla de buena gente. Y soplan fuertes vientos en el Estrecho, en plan somatización del furor moncloíta. ¡Ja, ja!