¿Qué pasa? ¿Por qué me han estado criticando de manera sañuda, por no haber dirigido mis fulminaciones contra los hijoputas asesinos de Raúl y de Fernando, los picoletillos ejecutados en Francia? Pues porque estaba barruntando. Y he estado contemplando la habitual parafernalia, que precede a cada nuevo asesinato de los piojosos de ETA. ¿Que por qué les llamo piojosos y no algo más fuerte? Miren. He echado no los dientes, sino las muelas del juicio, en veintiocho años de Derecho Penal puro y duro y los etarras son chusma. Auténtica mierda a nivel delictivo. Se les detiene y se cagan, nada del talante eslavo de esos rusos o de esos kosovares, que son más malos que la quina, pero que andan bragados para sujetarse los cojones porque les pesan al andar. Yo sé reconocer a un criminal auténtico, y la basura hedionda del submundo etarra es un crimen de ínfimo nivel, cobarde y rastrero, sin códigos de honor al uso entre bandidos. Es la delincuencia de baja intensidad de la zanahoria y el palo, terrorismo de caguetas y de acojonados. Verán, verán ustedes como a ningún choricete borrokilla se le pasa por la sesera el enfajarse en bombas, arrimarse a la inauguración de un puente, con ministro incluido, y explosionarse para que los fragmentos de sus higadillos lleguen a Albacete. De eso nada, monadas: se arrancan un padrastro del meñique en una comisaría y ya están chillando y denunciando “torturas y tratos inhumanos, vejatorios y degradantes” para que el cubo de la basura procesal que son sus abogados y palmeros graznen como cuervos y manden llamar a los cursis de Amnistía Internacional. Terrorismo basura de, como mucho, veinte años a pulso ganduleando y fumando canutos en los patios de las cárceles, mientras acumulan títulos universitarios que les regalan los desperdicios intelectuales de la Universidad Vasca. El palo la Audiencia Nacional, donde insultan a los jueces y organizan timbas en la pecera de los juicios, mientras se pasan la justicia española por el forro de los cojones. Y tras el palo de tener a esa inmundicia vacacionando a costa del dinero de los españolitos, a mesa, mantel y cama gratis total, por cortesía de Instituciones Penitenciarias, la sabrosona zanahoria de los viajes pagados a sus familiares, a todo plan y sin remendar de viejo. Mientras, las familias de los presos que se encuentran en otras provincias, se parten el culo y se dejan el pan de sus hijos en peculios y desplazamientos, sin una puta ayuda, sin que a nadie se les ocurra arrimarles una subvención y mucho menos fletar pullmans para evitarles molestias. Los señoritos de ETA, tan mimados por la vergüenza institucional con siglas que son los nacionalistas vascos, esos que se nutren con los votos de los estómagos agradecidos a quienes dan de comer e incluso con el voto del Síndrome de Estocolmo de tanto empresario que paga la extorsión terrorista, los señoritos de ETA que subsisten y sobreviven por la cobardía, los complejos, los melindres y el mamoneo de quienes tienen enfrente. Que viven y maman de garantismos y del susto de los eunucos políticos y de un pueblo español que rechina los dientes y que sabe y siente que, si los guardias civiles asesinados hubieran ido armados, como Dios manda, y los etarras hubieran resultado fritos a tiros, como Dios manda también, ¡pobres de los guardias! En EEUU serían héroes. En nuestra dolorida Expaña les caería la mundial, y encima la prensa con “la denuncia” y entrevistando a los familiares de los terroristas que irían a rascar indemnización. ¿Qué puede hacerse ante tamaña indigencia moral? Barrunto respuestas y siento y lato en la convicción de que el terrorismo cutre de ETA se resuelve a la americana o no se resuelve. Y ustedes lo saben y yo lo sé. Dando gracias al buen Dios de que haya sido Sarkozy quien les ha echado el guante, porque en Francia les garantizo que años de condena, todos, comodidades, ninguna, privilegios cero, la mundial asegurada, la prensa haciendo piña en torno a sus Gendarmes y a su Policía Judicial, sin que ningún jiñado mental con carnet de prensa, dé la nota invocando derechos y garantías. Si el terrorismo es guerra contra el pueblo, todos sabemos que las guerras no se ganan en los despachos, sino en las trincheras, a tiros y matando a cuantos más enemigos mejor, con la bendición y los gori goris del capellán de la tropa y la medalla al valor garantizada. ¿Qué dicen? ¿Que si no me impresiona exponer con crudeza mis vulgares y simples respuestas? No. Nada tengo que perder y por ello nada temo. Soy la española maestra Ladilla, sincera y porculerilla; de hecho, si algo me aconteciera mi pequeña familia triunfaría, porque recibirían todo tipo de apoyo institucional, mientras que yo, malamente, les hago subsistir. Barrunto respuestas pensando en Raúl y Fernando y me salen palabras llanas e ideas simples que muchos piensan y que, para no mentir, han de proclamar, como Dios manda.