Pier Paolo Pasolini describió los años sesenta como una "ruptura antropológica", similar al paso del Hombre de Neandertal al Homo sapiens, pero ahora en sentido inverso.
En la Asamblea o 'Ekklesía' no existían concentraciones de seguidores por la sencilla razón de que los partidos políticos o 'hetaireíai' estaban prohibidos.