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por elmanifiesto.com

J. M. AMILIBIA 18 de julio Lo mejor de ser presidente (una de las cosas mejores) es que cuando viajas no tienes que hacer la maleta. Odio hacer maletas. No tienes que preocuparte por llevar dinero, por el pasaporte, por las vacunas, por si se pierde el equipaje en el aeropuerto o por con quién dejas a las niñas o al perro, ni te angustias pensando si cuando vuelvas te encontrarás con que los cacos han entrado en tu piso y se han llevado hasta los ceniceros y no el cuadro que te regaló (obra de ella) una prima con motivo de tu boda. Tampoco tienes que seguir esas pautas de seguridad que aconseja la policía cuando nos vamos de vacaciones. Ni tan siquiera hemos dejado las persianas de la Moncloa medio echadas, ni una luz encendida...Un placer viajar así, de verdad. Bueno, pues ni aun así le gusta a Sonsoles. Lo que he tenido que luchar para que me acompañara en este viaje a México...