Hasta ahora sabíamos que Pablo Iglesias cobraba de los ayatolás y de Maduro, lo que no sabíamos es que también había cobrado de Kiko Méndez-Monasterio.
Ése es el último lirolariro electoral canturreado al unísono por los politólogos, los todólogos y los sociólogos. También por el grueso de los editorialistas y los columnistas.
En una sociedad como la nuestra, de consumo, opulenta para pocos, cuyo dios es el mercado, la imagen reemplazó al concepto: se dejó de leer para mirar, aun cuando rara vez se ve.Y así los artistas, actores, cantantes, locutores y conductores televisión han reemplazado a los intelectuales.