¿Puede un político amar la poesía? ¿Puede la política tener algo que ver con el aliento poético, con la fuerza mítica que impregna el paso de los hombres por el mundo?
La victoria electoral del separatismo representaría simplemente, para Rajoy y los suyos, la vuelta al statu quo anterior. La continuación de esos cuarenta años de plomo.
¿Qué pasó? ¿Por qué no llegaron al gran cambalache que habría dejado las cosas —es el gran sueño de Rajoy y, sobre todo, de Soraya— en el statu quo anterior a la proclamación de la independencia?