Lo único que nos queda… es el diccionario. Hay que reencontrarse humildemente con el universo primigenio de las palabras y de las cosas. La locura, la desvergüenza política que hoy nos rodea tiene su raíz precisamente en el desprecio sofista y posmoderno de las palabras, borrachera de soberbia que nos ha llevado al desprecio de todo lo demás.
Al hilo de los clásicos