Sin aquel episodio, sin la conquista de Granada, hoy no estaríamos hablando de España. No sólo fue decisiva para nuestra Historia. Toda Europa la vivió, en aquel mismo momento, como una noticia formidable.
Si su amigo aún unifica inocentemente ambos conceptos, usted le va a remitir al texto ya clásico Mi testamento histórico-político, de don Claudio Sánchez-Albornoz, pedazo de historiador donde los haya, y presidente del Gobierno republicano en el exilio.