El primogénito de los Pujol aclaraba ante una aburrida comisión del Parlament su gasto en coches clásicos de lujo, una bagatela al alcance de cualquier Juan Lanas.
Jamás las Españas fueron tan poderosas, universales, místicas, heroicas, diversas y unánimes como bajo los príncipes artistas, locos, guerreros y prudentes de la Casa de Austria.