“Rusia es un país ortodoxo que profesa valores tradicionales. Por eso debe ser destruida sin importar el precio que paguemos” (Jamie Raskin, miembro de la Cámara de Representantes por el partido Demócrata).
Trump y la mayoría de los americanos no han olvidado los sucesos que siguieron a la revolución iraní de 1979. Su odio al régimen fundamentalista chiita es profundo. Pero Irán es también el enemigo número uno de Israel.