Ya hemos explicado en diversos artículos la trascendental importancia de lo que se juega estos días en Estados Unidos. Si vence Trump el mundo aún puede salvarse, aún puede encontrar un dique importante frente a la gran maquinación (su nombre es el Gran Reseteo 2030) puesta en marcha por la plutocracia mundialista.
Pero ahora no se trata de esto. Ahora se trata de entender el detalle de los intrincados mecanismos jurídico-políticos que se van a desarrollar este histórico 6 de enero en Washington, al tiempo que millones de norteamericanos estarán en las calles defendiendo la victoria electoral obtenida por Donald Trump y todo lo que ello implica.
Los mecanismos jurídico-políticos que van a estar en juego nos los explica seguidamente el conocido analista Marcial Cuquerella cuya cuenta en Twitter os invitamos a seguir (@cuquemar).
Hay muchísimo debate y controversia con respecto a lo que va a pasar este 6 de enero en Washington, y es normal, porque no es ni mucho menos fácil entenderlo.
A partir de ahora nadie sabe qué va a pasar, pero si me dejáis os explico para que lo podáis seguir sin perderos.
Hay dos legislaciones que afectan a este 6 de enero. Una es la 12.ª Enmienda de la Constitución (USC) y la otra es el Electoral Count Act (ECA). La segunda es una ley de 1887, la primera, bueno ya sabéis, 1776.
La única fecha que da la Constitución es la del 20 de enero. Y la Constitución, obviamente, manda.
La Electoral Count Act sí habla del 6 de enero y establece el rol del vicepresidente en el recuento de los delegados, cómo se abren los sobres, cómo se presentan y aceptan objeciones, etc.
Si nos atenemos a la Electoral Count Act, lo único raro que podría pasar sería que –en los debates generados tras las objeciones– se presentaran pruebas tan evidentes de fraude o de injerencia extranjera que se hiciera inevitable una suspensión del recuento. Eso supondría de facto una suspensión de la ECA pero NUNCA podría saltarse la Constitución.
La USC dice que sí o sí, debe haber presidente (o interino) el 20 de enero –realmente dice 4 de marzo, pero esa fecha se enmendó hace cien años–.
Entonces, ¿qué se pretende y por qué le dan al vicepresidente Pence tanta importancia?
Mi opinión: Pence no tiene tanto protagonismo, pero sí los senadores y congresistas.
Me dicen expertos en la Constitución que la idea es:
1.- Objetar una lista (Arizona).
2.- Justificarlo con presentación de pruebas.
3.- Forzar al vicepresidente a ordenar una auditoría (comisión que pide Ted Cruz).
Pence “rechazaría” contar los votos a la espera de los resultados de dicha auditoría, posponiendo el recuento al 16 de enero, fecha que entra en los márgenes constitucionales.
Mientras, los legisladores estatales ya se habrán reunido (hasta ahora no han podido desde el 4 de noviembre) y –con base en las pruebas presentadas el 6 de enero– en los seis estados en disputa podrían recertificar los votos de los delegados. Bastarían tres para cambiar la presidencia de lado.
La auditoría tomaría diez días.
Conclusión
La baza que pretende obtener el equipo de Trump mañana es difícil, pero posible: ganar diez días.
Para eso Pence debe dejar en suspenso la Electoral Count Act. Ese es el debate: ¿puede?
Nadie habla de tirar a la basura votos, sino de rechazar contarlos hasta que se aclare la situación.
Esto es lo que ningún medio ha sabido contar hasta el momento presente, y ahora no saben cómo explicarlo, ya que, según ellos, “todo el pescado estaba vendido el 4 de noviembre, el 20 de noviembre y el 14 de diciembre”.
Nadie (ni Pence) sabe qué pasará, pero al menos ya tenéis el contexto para seguirlo.
© La Gaceta de la Iberosfera
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