Segunda parte de la entrevista con Marcelo Gullo,
efectuada por Claudia Peiró (Infobae)
— ¿Puedes hablarnos de la relación de la propia España con su leyenda negra? Más allá de la actitud vergonzante que tiene el actual gobierno español, que, por ejemplo, decidió en 2019 no festejar los 500 años de la conquista de México, ¿existe en España una corriente de historiadores, de pensadores, que combatan la leyenda negra?
— Sí, existe. Quizás la persona más importante es Elvira Roca Barea, con su libro Imperiofobia. Fue la primera mujer con agallas, que se pone de pie y dice: señores, esto es una farsa. Tuvo ella un coraje y una brillantez extraordinarias, y realmente se le debe un gran reconocimiento por su labor. Y hay una reacción como cuando un cuerpo humano es atacado y está moribundo, que intenta defenderse. Pero la verdad es que hay un sector político, que hoy encabeza Pedro Sánchez, que odia a España. Odia todo lo que España representó en la historia. Para él, España es un mito. Para él, España no debería haber existido; por lo tanto odia la conquista de América. Pero él es simplemente la expresión de un grupo de militantes políticos disfrazados de intelectuales, de profesores, de investigadores, que tienen su gran catedral en la Universidad Complutense de Madrid, y donde hay un sumo sacerdote que en realidad es un monaguillo de la oligarquía financiera internacional.
— ¿Quién es?
— Se dice el pecado pero no el pecador (risas).
— Ah, bueno, habrá que averiguar.
— A mí me causa tristeza porque jamás he visto a un grupo de pseudointelectuales, de militantes políticos disfrazados de profesores, lanzarse con tanta fruición a una campaña para destruir a su propia nación. La izquierda francesa ama a Francia. Alan Rouquié, cuando yo estaba con él, cada vez que sonaba la Marsellesa se ponía de pie como un resorte, se ponía la mano en el pecho, en el corazón, porque esos tipos aman a Francia. Y la izquierda italiana ama a Italia. La izquierda inglesa ama a Inglaterra. La única izquierda, con excepciones, como Alfonso Guerra, que detesta a su propio país es la izquierda española. Es un caso, no para la ciencia política, sino para la psiquiatría política.
— Igual están tratando de instalar también en Francia ese tipo de visión crítica.
— Sí, en todos lados.
— Otro tópico de la leyenda negra es el genocidio, aunque las pruebas en contra están a la vista. El barón Von Humboldt se sorprendió cuando vino a hacer su recorrido por América y vio que la población estaba compuesta por muchísimos indios y mestizos. Venía a comprobar los estragos que había hecho España y terminó impactado. Estuvo en Colombia, en México.
— Colombia, Ecuador, Venezuela, México.
— Vio indios y muchísimos mestizos.
— Pero cuando fue a Boston, no encontró ninguno, porque no quedaba ni un solo indio. Ahora el estudio más serio lo hizo Ángel Rosenblat sobre la población en América. Nunca nadie se atrevió a desafiarlo, porque para eso había que tener con qué. Es el único estudio científico. Dijo: señores, no digan estupideces, acá están los números. No hubo genocidio en América. Hubo muertes por enfermedades, sí, claro. Pero lo mismo las hubiese habido si venía un turista. Si se hubiese congelado la historia, y ahí estuvieran los aztecas, y llegara un turista español o inglés a Cancún, hubiese pasado exactamente lo mismo, porque no había anticuerpos para lo que procedía de Europa, como los europeos no tenían anticuerpos para las cosas de acá. Es natural.
— Como la sífilis, ¿no? Tengo entendido que la sífilis se la llevan los españoles desde aquí…
— Sí, ahora lo niegan. Ahora dicen que no. Toda la vida se estudió que era de acá para allá. Ahora dicen que es mentira, que no es posible. Que no puede ser, porque acá había un paraíso terrenal donde ni siquiera había enfermedades. No sé de qué se morían. Sí, sé de qué se morían: se los comían. Porque los guaraníes eran antropófagos y se comían a las tribus enemigas. Los aztecas lo mismo. Los pijaos lo mismo. Pero enfermedades se ve que no había, era un paraíso terrenal fantástico.
— La derecha que rechaza este discurso lo atribuye a un marxismo cultural. ¿Tiene esto que ver con el marxismo? Más bien parece una tendencia que está por encima de los partidos, porque hay gente de distintas corrientes que asume este discurso.
— El marxismo cultural es la mano de obra desocupada después que la Unión Soviética dejó de pagarles porque desapareció y comenzaron a pagarles los famosos filántropos del mundo. Los dueños del casino del mundo, los buitres del mundo dueños de nuestra deuda externa, ésos son los que hoy pagan a todas estas ONG que pululan por acá. Cuando uno ve las cuentas, todas vienen de esos famosos filántropos. Estos muchachos del marxismo cultural trabajan para ellos. Como antes trabajaban a sueldo de la Unión Soviética, del oro de Moscú. Pero, en realidad, la leyenda negra no nace en la izquierda, sino en la derecha más recalcitrante. Nace en la oligarquía argentina, en la oligarquía colombiana, en la oligarquía chilena, que tenían necesidad de justificarse a sí mismas. Habían ganado las guerras civiles. Se habían aliado con Inglaterra, que había sido nuestro enemigo histórico, y entonces tenían necesidad de crear una leyenda sobre España, sobre el período hispánico, para justificarse a sí mismas por haber traicionado a su propio pueblo y haberse aliado con el enemigo histórico.
Entonces lo que hoy reivindican estos pseudomarxistas que nunca leyeron a Marx —el cual no era ni negro-legendario ni antiespañol—es el pensamiento más retrógrado de
La oligarquía argentina o la chilena fueron los primeros negro-legendarios e indigenistas
la oligarquía argentina o de la chilena, que fueron los primeros negro-legendarios e indigenistas. Indigenistas de la boca para afuera, porque reivindicaban a Lautaro, pero no querían tener un indio por igual, sino de empleado y súbdito, de lacayo y esclavo.
— Pero acá también hubo una tradición pro hispánica porque Yrigoyen, por ejemplo, es el que impone el 12 de octubre como feriado. Reivindicaba esa herencia. Y Perón, ya no digamos: siempre reivindicó la herencia hispánica. Y sin embargo ahora tenemos una hegemonía de gente que supuestamente responde al peronismo y son los mayores promotores de esta leyenda negra.
— ¿Me permitís que haga algo que no es muy periodístico?
— A ver.
— Mirá [tomando su libro], esto se lo dedico a La Cámpora, pero sobre todo al Movimiento Evita y a la vicepresidenta de la nación, que siempre habla de Evita, pero nunca lee lo que Evita decía.
— Sacó el monumento a Colón de detrás de la Casa de Gobierno...
— Claro. Eva Perón, la más grande antiimperialista de la historia de Hispanoamérica, dijo: “La epopeya del descubrimiento y la conquista es fundamentalmente una epopeya popular. Somos, pues, no sólo hijos legítimos de los descubridores y conquistadores, sino herederos directos de su gesta”. “Gesta”, esto dice Eva Perón. “Y de la llama de eternidad que ellos transportaron por los mares el 12 de octubre”; cosa que ahora la señora expresidenta cambió. No es más un día nuestro de festejo. “El 12 de octubre es por lo mismo”, dice Eva Perón, “una fiesta, una fiesta de la Hispanidad que toca por igual a España que a sus hijas de América. Luchemos como supieron luchar los hombres de Cortés, de Mendoza, de Balboa y de Pizarro”, los reivindica a todos. “Éste es mi homenaje al Día de la Raza, día del pueblo que nos dio el ser y que nos legó su espiritualidad”. Y termina con un signo de admiración diciendo “¡Bendito sea!”. Día del pueblo que nos dio el ser. Cuando uno niega a España, lo que están negando es nuestro propio ser.
— ¿Cuántos ejemplares de tus libros se vendieron en España?
— No sé cuánto se vendió, pero Madre Patria tiene ya 12 ediciones. Creo que ahora hay una 13.ª edición. Y el segundo lleva cuatro ediciones y salió recién el 5 de octubre. Yo mismo estoy asombrado.
— ¿Fuiste a presentarlo allá?
— Sí, en Madrid, Sevilla, Granada, Segovia…, también en Salamanca. Con una gran afectividad. Y un gran rechazo en los sectores universitarios. El libro ha sido absolutamente rechazado por la Universidad Complutense y por la Universidad Autónoma de Barcelona. Porque, como decía Arturo Jauretche, la universidad es la frutilla del postre de la colonización pedagógica. Y eso vale tanto para Argentina como para España.
— También hubo un rechazo de las editoriales en Hispanoamérica de publicarlo acá.
— Bueno, no ha habido forma de que los grupos de Hispanoamérica de la misma editorial que lo publicó allá quieran publicarlo aquí. No dan razones.
— Económicas no pueden ser, porque el libro se está vendiendo por mercado libre. Se vende. Hay demanda.
— Así es, hay demanda. Hay una especie de censura tácita del libro. No se puede comprar en ninguna librería. Es la dictadura de lo políticamente correcto, que es más eficiente que la Gestapo nazi o que la KGB soviética, que eran burdas.
— Sí, es autocensura, en realidad.
— Claro. Te apartan de la universidad. Te apartan de esto, te apartan de lo otro. Porque la leyenda negra tiene los pies de barro y lo que no quieren es discutir. No quieren discutir ni de la leyenda negra, ni de feminismo, ni de aborto. Porque saben que en la discusión pierden. ¿Qué hay que hacer? Censurar. Excluir del debate. Hacer una cosa monolítica para que nada se debata, para que el pueblo no sepa de qué se trata.
— El que quiera becas, premios, publicación y reconocimiento ya sabe de qué temas tiene que hablar. Hay que descubrir patriarcado donde no lo hay, racismo donde no lo hay. Y reivindicar naciones precolombinas que no fueron tales.
— Ahora, si querés ir con una bequita a Estados Unidos, como periodista, estudiante o doctorando, denunciá que la selección argentina no tiene negros. Y yo me pregunto: ¿por qué no hay astronautas negros?
— Esa pregunta tiene más lógica que la que hacen ellos.
— Imaginate si nosotros tuviéramos un Pelé, ¿cómo no lo íbamos a poner en la selección? Lo pondríamos, claro está. Pero esto es un intento de construir una subordinación ideológica, y lo más curioso es que la progresía local, con las señoras que ponen en los ministerios, asumen eso.
— Esperemos que el libro siga haciendo su camino a pesar de las trabas.
— Nosotros tenemos una obligación que es luchar contra la colonización cultural. Porque nuestra primera colonización no es material, es cultural. Y hoy esa colonización cultural es de tal magnitud que está destruyendo espiritualmente al pueblo argentino y al hispanoamericano. De la destrucción económica se sale. Siempre hemos salido. Porque somos un país riquísimo. Nos sobran recursos. Lo que nos falta es patriotismo y valores morales suficientes. De la decadencia económica podremos salir; pero de la decadencia espiritual es muy difícil.
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