Sólo viejos habrá... Y jóvenes venidos de Jovenlandia

Hundimiento demográfico

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Ayer un amigo me contó que su mujer estaba embarazada. Le di mi enhorabuena y cerca estuve de darle también las gracias porque ayer el INE daba los datos de población a uno de enero de 2024 y supimos algunas cosas. Una es que nunca hubo, o al menos desde hace mucho, menos niños menores de un año en España: 321.000 (un 30% de madres inmigrantes).

Aunque siempre se encuentran razones para descorchar el champán sanchista: nunca hubo tantos españoles; la población española asciende a 48.592.909 personas, muy lejos ya de los 40 millones de españolitos. El español, eso sí, ha cambiado.

España se ha convertido en el segundo país más envejecido de la Unión Europea, uno de los más viejos del mundo. En Castilla, el 9% de la población supera los 80 años. Tasas de natalidad bajísimas, y una edad media que creció en 10 años desde 1975.

La no-democracia del 78 alejó definitivamente el cratos (gobierno) del demos, y además se dedicó a enflaquecer y transformar ese demos. Para empezar, nos hizo diez años más viejos. El español que empezaba a escuchar hablar del consenso tenía 33 años de media, el que sigue oyéndolo actualmente (segundo consenso o consenso con Bildu) tiene 44 años. Nos han salido las canas escuchando oneguismos.

 

 

El envejecimiento y la bajísima natalidad traerán cambios. La familia se transforma como la pirámide. Un reciente estudio norteamericano hablaba de la progresiva desaparición de sobrinos y primos a cambio de abuelos y bisabuelos. Nadie con quien jugar, pero sí buenos consejos. Consolémonos con la nueva ternura del bisabuelo porque las proyecciones son tristes y cada vez habrá menos parientes. Un pariente será un tesoro, como tantas cosas, privilegio de algunos. Una mujer de 65 años tenía 41 parientes vivos en 1950, en 2095 tendrá solo 25. Si consideramos el porcentaje natural de parientes con los que es normal no hablarse, la cosa se pone fea… Todos esos datos serán los nuestros, aunque el único debate que nos ofrecen la izquierda y derecha sistémicas es si las residencias deber ser públicas o privadas; el modelo Más Madrid (MM) o el modelo Ganas de Madrid con Ganas (GMG).

La soledad que viene será terrorífica. Los hikikomoris japoneses, esos chicos que decidieron no salir de casa, recluirse en su habitación, se fueron haciendo mayores. Empezaron a cambiar también y en Japón han notado que cada vez hay más mujeres así y más mayores. La soledad se convierte en patología y el miedo y el trauma hacen que la gente no pueda ni realizar un trámite. Es otro ‘avance’: la hikikomori femenina. Estas cosas irán llegando aunque ¿importará la soledad profunda de la mujer mientras vote al PSOE?

Otro hito histórico es que en España hay un 13,4% de población extranjera, medio millón más de un año a otro. En el último trimestre llegaron colombianos, venezolanos y marroquíes, y porcentualmente fue Melilla, con diferencia, donde más aumentó la población extranjera. Pero esto son datos oficiales, personas registradas. Luego está la realidad…

España está en esto dentro de las corrientes del mundo occidental, aunque se ha ido incorporando a ellas con un empeño característico. Una de las cosas más elocuentes es pararse a mirar los gráficos y estadísticas españolas desde finales de los años 70 (es una actividad subversiva, hay gente que queda en sus casas para hacer proyecciones de esas gráficas en secreto… ¡esas gráficas inclinadísimas son el nuevo aguilucho!). En 1977 empieza un destrozo demográfico. Como diría La Bombi: ¿por qué será? Justo en 1977 caen intensamente la tasa de natalidad y los matrimonios. Sobre ese desplome llega la legislación de las dos glaciaciones socialistas (el PSOE hace las leyes, el opositor pepero se las estudia): divorcios a gogó (pero sin las gogós), 2×1 en abortos, y el honor de convertirnos en potencia feminista mundial.

También la demografía pide una revolución.

Fuente: La Gaceta

 

       

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