Sociedad

por elmanifiesto.com

Este cuento no deja de ser eso, un cuento, pero la verdad es que apunta de forma directa y simple al corazón de las cosas. ¿Qué significa ser de izquierdas? ¿Y qué ser de derechas? Al final, la cosa exige menos filosofías de lo que parece. La conseja circula libre por la Red; merece ser traída a estas páginas, que son de usted.

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LUCA ANTONINI   El reto de lo multiétnico interroga al mundo contemporáneo y los ordenamientos se afanan en buscar respuestas adecuadas. El nuevo contexto pone en jaque la lógica puramente conservadora del derecho: decir “nosotros, aquí, lo hacemos así” ha dejado de ser un argumento. Conviene pensar en un nuevo orden sociocultural donde a cada uno se le pida dar buenas razones de sus comportamientos, acciones y modos de vida”.

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Vídeo de impacto: dos novios, miradas arrobadas, mucho amor, el sacerdote que oficia el sacramento y, de repente, ¡zas!, una de esas meteduras de pata que pasan a la Historia universal. Dicen que la pareja protagonista, pese a todo, ha seguido viviendo felizmente su matrimonio hasta hoy. Pasen y vean.

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Dos y dos suelen ser cuatro, pero, a veces, eso no funciona. Ponga usted a un hombre y a una mujer, o a un jefe y un empleado, y comprobará que las relaciones aritméticas empiezan a hacer cosas raras. Este pps está concebido para ser disfrutado por mujeres y hombres inteligentes y con sentido del humor. Si carece de tales cualidades, absténgase.

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Usted sabrá que la izquierda española ha abanderado una iniciativa parlamentaria para retirar todos los símbolos religiosos de las instituciones oficiales. Pues bien: de eso va esta carta. La pieza que aquí presentamos está haciendo furor en la Red. La firma don Pedro Aliaga Asensio. Es una carta abierta a don Gaspar Llamazares, coordinador general de Izquierda Unida y portavoz principal de la iniciativa antirreligiosa. Léala: no tiene desperdicio.

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CARLOS SEGADE/FUNDACIONBURKE.ORG   Desde que Spengler popularizó el concepto de decadencia a principios del siglo pasado, para muchos es una palabra prohibida. La crítica conservadora sí se atreve a hablar de decadencia, aplicada a este lento proceso que sufre Occidente mediante el cual su moral, sus costumbres y tradiciones se diluyen en el indiferentismo.