La nación que dio tres emperadores a Roma, que alumbró a Séneca, Lucano, Marcial, Quintiliano e Isidoro de Sevilla desdeña el latín hasta amenazar su continuidad.
Ocho leyes, ocho, son las que lleva en su sufrida espalda la Educación de nuestro país con la aprobación de la última de ellas hace unos días.
A ver quién es el imbécil que mantiene que en la sociedad la excelencia no es una meta y la jerarquía una categorización inexcusable.
"Usted", ese término insoportablemente fascista.
A una civilización con estos síntomas sólo la cura un electroshock. Lo está pidiendo a gritos.
Panem et circenses. Así reza un verso de la décima sátira de Juvenal, que intuyó de manera magistral la estrategia de cónsules y senadores romanos.
