Las 'Autonosuyas', de Vizcaíno Casas, se quedaron cortas. La España de nuestros días puede presumir de estar dando uno de los espectáculos más ridículos de la historia de la Humanidad.
La época dorada del furor converso en España fueron los siglos XV y XVI, cuando muchos judíos pasados al cristianismo se destacaron por su hostilidad a sus antiguos hermanos de fe.
Hoy ya no habrá Constantinoplas, ni Covadongas, ni Poitiers ni Lepantos. Porque ya no quedan pueblos recios, ni hombres grandes ni nada digno que defender.
En eso consiste la gran música: en que, pase el tiempo que pase, provenga de donde provenga y sea quien sea su autor, siga pellizcando algo en el interior del oyente.
Jamás en la historia de España, ni siquiera durante la francesada, pudo imaginarse un saqueo tan sistemático como el que llevaron a cabo los dirigentes republicanos.