Nada como un eslogan para describir el final simbólico de los blancos allende el Atlántico. Una fórmula como "No hay problema en ser blanco" es más que expresiva.
El Covid no es el único virus que arrasa en Occidente, la política woke está plagada de las variantes más virulentas, que surgen en todas partes, desde las redacciones hasta las universidades.
Una de las obsesiones de nuestros mandamases woke es la negación de la realidad. No se trata de un ocultamiento o de una tergiversación, sino de negar lo real, de proclamar su inexistencia.
"Espacios emocionales", "capilla ecológica", "cursos de iniciación", "pintura abstracta": metidos en un horno de abstracciones estúpidas y cursis, los demonios del wokismo atacan el tesoro más sobrecogedor de París.