Volvemos hoy a la cuestión de Notre-Dame porque no tiene nombre lo que los bárbaros —con sotana (o lo que sea) unos y con traje y corbata otros— pretenden hacer con la catedral de París. O mejor dicho, sí tiene nombre, y lo sabemos todos muy bien.
Ya el domingo nos alarmamos al leer las decididas declaraciones de Éric Zemmour (aquí nuestro artículo), candidato a las elecciones presidenciales de abril, en las que anunciaba que, de aprobarse el actual proyecto, lo revocaría al día siguiente de ser elegido.
Pero ahora sabemos más y mejor lo que pretenden hacer: retirar joyas medievales y del siglo XIX para sustituirlas por producciones del “arte” [sic] contemporáneo... Pero cuidado, el atentado ni siquiera proviene del Gobierno Macron, el cual no ha dicho por ahora esta boca es mía. Es el propio arzobispado de París el que pretende demoler en realidad el templo.
Así informa Le Figaro sobre todo ello.
J. R. P.
Tras la polémica sobre la aguja de Notre-Dame de París, ahora le toca el turno al diseño interior de la catedral, arrasada por un incendio en abril de 2019. El 9 de diciembre, la diócesis de París presentó su proyecto a la Comisión Nacional de Patrimonio y Arquitectura (CNPA). Por lo que se sabe de sus principales orientaciones, así como de sus detalles, no hay unanimidad, tanto entre el clero como entre los fieles, muchos de los cuales están preocupados por no reconocer su catedral cuando se reabra al público en 2024. Encargado por Michel Aupetit, arzobispo de París (que acaba de dimitir),[1] al padre Gilles Drouin, párroco de la diócesis de Evry-Corbeil-Essonnes y director del Instituto Superior de Liturgia de la Universidad Católica de París, el tema está originando tensiones. Un artículo del Daily Telegraph ha provocado el incendio: según el diario británico, Notre-Dame de París, ese histórico templo, está en proceso de convertirse en una especie de "Disneylandia políticamente correcta", con un diseño interior que da prioridad a la escenografía, la experimentación aleatoria, los efectos de sonido y los espectáculos de luz. "Es como si Disney entrara en Notre Dame", declaró el arquitecto, planificador y crítico Maurice Culot al Daily Telegraph tras ver los planos. Lo que se proponen hacer en Notre-Dame nunca se haría en la Abadía de Westminster o en San Pedro de Roma. Es una especie de parque temático, muy infantil y trivial dada la grandeza del lugar".
El objetivo es transmitir el mensaje de la Iglesia en el siglo XXI de una forma moderna y didáctica que sea accesible al mayor número de personas posible, especialmente a los 12 millones de visitantes anuales de la catedral, muchos de los cuales son extranjeros. Para ello, en las paredes de las 14 capillas se proyectarán "frases bíblicas o de la tradición espiritual cristiana" en diferentes idiomas, incluido el mandarín. Las capillas, remodeladas en 1862 por Eugène Viollet-le-Duc, van a sufrir importantes cambios. Seis o siete de ellas se verán privadas de sus confesionarios, que serán trasladados a las galerías. Los altares diseñados por Viollet-le-Duc permanecerán sin duda en su lugar, pero deberán ser despojados completamente de sus custodias y candelabros, así como de las esculturas diseñadas por el arquitecto. "Las capillas de las naves se verán así despojadas de los últimos elementos debidos a Viollet-le-Duc, a excepción de las vidrieras del taller Gérente", lamenta Didier Rykner, fundador de la revista digital La Tribune de l'art. Pero su acondicionamiento irá más allá: la mayor parte de ellas estarán equipadas con obras contemporáneas, además de las antiguas, incluidas algunas de las Mays que aún se conservan en la catedral, de las que no sabemos nada, salvo que habrá que confiar en el genio de los artistas si yano en el del clero.
“Artistas” contemporáneos
Las obras de Ernest Pignon-Ernest, el papa francés del “arte” callejero, Anselm Kiefer o Louise Bourgeois podrían así “dialogar” con las obras de antiguos maestros como los hermanos Le Nain o Charles Le Brun. Louise Bourgeois, escultora y artista visual fallecida en 2010, diseñó el mobiliario de una capilla en Bonnieux (en el Luberon), inaugurada en 2004 por Jack Lang y denominada Couvent d'Ô.[2] Además de una Virgen con el Niño, se puede ver una singular cruz, con las manos extendidas; o una pila bautismal en cuyo fondo se han esculpido pechos de mujer en piedra. Sírvanse... entender el mensaje. Pero también se necesitará cierta perspicacia para orientarse en el futuro diseño de las capillas de Notre-Dame de París, que han sido rebautizadas temáticamente como "Fe y Razón", "Mística", "Caridad", "Esperanza", "Misión" y "Creación Reconciliada", en referencia a la encíclica Laudato Si del papa Paco. ¿Y qué pasa con los fieles? Atrás quedaron las incómodas sillas seculares. En su lugar, habrá bancos con ruedas —equipados con luces luminosas— que, si se desea, se podrán retirar mediante un montacargas. Dirección: la cripta, en la que habrá que demoler parte de las bóvedas medievales. Por su parte, la iluminación de la nave va a deparar algunas sorpresas. Variará según el día. Dicen que no se puede detener el progreso.
[1] A causa, dicho sea de paso, de una relación íntima. Se especula sobre la posibilidad de que dicho obispo se establezca en la ciudad catalana de Solsona. (N. del T.)
[2] Se trata de un guiño a Historia de O, la celebre e icónica novela (convertida también en película) de carácter sado-masoquista. (N. del T.)
La pila bautismal del Convento de O, producida por Louise Bourgeois, cuyos esperpentos también se pretende que estén presentes en Notre-Dame
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