El Doctor John Clauser, galardonado con el Premio Nobel de Física en 2022, ha vuelto a pronunciarse de manera contundente durante una conferencia sobre el clima en Baltimore, Estados Unidos. Su exposición se inició con un impactante anuncio: "¡Buenas noticias! No hay crisis climática... Por mucho que pueda molestar a mucha gente, mi mensaje es que el planeta no está en peligro".
Estas declaraciones adquieren particular relevancia en el contexto de la 28.ª cumbre de la ONU sobre el cambio climático (COP28) que se celebra en Dubái del 30 de noviembre al 12 de diciembre. A pesar de los llamamientos de la ONU para tomar medidas urgentes, Clauser cuestiona la narrativa convencional sobre la crisis climática.
Según la ONU, la COP28, "es una oportunidad crucial para tomar el rumbo correcto y acelerar la acción para afrontar la crisis climática." Para ello la ONU propone "reducir cuanto antes la producción de carbón, petróleo y gas y triplicar la capacidad de energía renovable (eólica, solar, hidráulica y geotérmica) para el año 2030".
Resulta paradójico que las propuestas para reducir la producción de petróleo vayan a adoptarse en Emiratos Árabes, que es uno de los principales productores de petróleo en el mundo. Y quizás es algo excéntrico que presida la COP28 el sultán Al-Jaber, ministro de Industria y Tecnología Avanzada de los Emiratos y director ejecutivo de ADNOC, una de las mayores empresas de combustibles fósiles del planeta.
Sin embargo, estas contradicciones presentes en la COP28 no deberían sorprendernos, considerando las inconsistencias inherentes a las medidas, propuestas y proyectos, financiados a través de nuestros impuestos, encaminados a frenar el "holocausto climático", contradicciones como las del Gobierno de Sánchez. Por ejemplo, la promoción y aprobación de parques solares y parques eólicos sin evaluación de impacto ambiental. O casos como el de Teruel, donde se han aprobado parques eólicos en áreas protegidas de la Red Natura 200, poniendo en riesgo la supervivencia de especies protegidas, cuando al mismo tiempo, se están financiando proyectos de renaturalización como mecanismo de conservación de la biodiversidad.
Con otras palabras, el Gobierno respalda la instalación de aerogeneradores en parques eólicos, ocasionando la muerte de miles de aves y especies protegidas. A la par, se altera el entorno natural llenando nuestros campos de placas solares y "molinillos". Y, curiosamente, destinamos fondos para renaturalizar y preservar la biodiversidad. Extraña manera de gastar el dinero público para frenar el "apocalipsis climático".
En medio de un panorama de incoherencias climáticas que no parecen sorprender, las declaraciones del Dr. Clauser previas a la celebración de la COP28 han generado alarma entre destacados científicos del clima. Éstos advierten de que el ilustre premiado está empleando su destacada posición para desinformar al público acerca de una emergencia planetaria, como señala un artículo crítico del The Washington Post. El diario critica duramente al ganador del Premio Nobel de Física porque se aleja de la ortodoxia climática establecida.
El mismo artículo del The Washington Post cita a Clauser reflexionando sobre su Premio Nobel: "En los años 70, había un consenso abrumador de que lo que estaba haciendo no tenía sentido. Tuvieron que pasar 50 años para que mi trabajo ganara el premio. Ése es el tiempo que tardan las opiniones en cambiar".
Estas palabras del Dr. Clauser nos recuerdan que, en el ámbito científico, donde la evolución de las ideas es un proceso gradual y, a veces, controvertido, el respeto hacia perspectivas divergentes es esencial para el avance del conocimiento. Estas declaraciones resaltan la necesidad de un diálogo abierto y basado en pruebas, así como de una evaluación crítica de nuestras acciones y políticas en la búsqueda de un futuro mejor.
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