'LE MONDE' RECONOCE Y ANALIZA EL FRACASO DE KIEV

Avances rusos en Ucrania... y en la guerra comercial

Desde que se ha iniciado la guerra israelo-palestina, tal parece, viendo el silencio de los medios occidentales, como si ya se hubiese acabado la guerra de la OTAN contra Rusia. Nada más lejos, por supuesto. El silencio mediático —roto en este caso por el muy proamericano periódico francés ‘Le Monde’— se debe a las razones que este mismo diario explica. Y, mientras tanto, pero eso no lo dice 'Le Monde', las sanciones decretadas contra Rusia siguen sin producir efecto. Como lo indica nuestra ilustración, las exportaciones rusas de petróleo no sólo no disminuyen, sino que han alcanzado el más alto nivel de los últimos cuatro meses.

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Desde el pasado 4 de junio, el ejército ucraniano ha participado en operaciones destinadas a romper las líneas rusas, pero no ha conseguido ningún avance. A pesar de las pérdidas sufridas, las fuerzas de Moscú, capaces de movilizar más hombres y material, han recuperado la iniciativa lanzando asaltos a gran escala desde el 10 de octubre contra la ciudad de Avdiïvka, en el Donbass.

Ciento cincuenta días después del lanzamiento de la contraofensiva ucraniana en el sur del país, los militares y analistas occidentales se ven obligados a efectuar el mismo amargo balance: el ejército de Kiev ha progresado muy poco y, sobre todo, ya no avanza.

Kiev tenía puestas grandes esperanzas en su contraofesiva. Pero se han ido al traste

"A pesar de los decididos esfuerzos de las fuerzas armadas ucranianas, cinco meses de operaciones ofensivas no han logrado romper las líneas defensivas rusas", observa Jack Watling, investigador del think tank británico Royal United Services Institute (RUSI), en una nota publicada el 19 de octubre. "Ucrania todavía dispone de algunas opciones para incomodar al sistema ruso, pero es muy poco probable que se produzca un avance [...] este año", añade este especialista en combate terrestre, que prevé que el conflicto se prolongue hasta 2024, o incluso más allá.

Cuando lanzó sus primeros asaltos contra las líneas rusas el 4 de junio, el ejército ucraniano tenía puestas grandes esperanzas en la operación que iba a emprender.

Durante toda la primavera, había estado acumulando hombres y equipos para romper las defensas enemigas a lo largo de los 1.000 kilómetros de línea del frente. Doce brigadas, con unos 35.000 soldados, se habían formado especialmente para la maniobra, algunas de ellas equipadas con modernos vehículos blindados occidentales: tanques británicos Challenger 2 y alemanes Leopard 2, vehículos de combate de infantería estadounidenses Bradley, vehículos de reconocimiento RC franceses AMX-10, etcétera.

El objetivo de Kiev en aquel momento consistía en romper el sistema defensivo ruso construido entre las ciudades de Zaporijia y Donetsk, en el sur del país, en un intento de alcanzar el Mar de Azov, a la altura de las ciudades de Melitopol, Berdiansk y Marioupol. Tal maniobra habría permitido a los ucranianos cortar en dos al ejército ruso, aislando a sus fuerzas desplegadas más al oeste, en la orilla izquierda del río Dniéper. Pero nada de ello se ha conseguido.

 

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