Conservadores de todo el mundo reunidos en Hungría en torno a Viktor Orbán

Hace un mes se celebró en el país de Viktor Orbán la Conferencia Húngara de Acción Política Conservadora, que reunió a un gran número de conservadores de todo el mundo.

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La tercera Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) de Hungría se reunió en Budapest los días 25 y 26 de abril. La CPAC es un evento anual estadounidense iniciado en 1974, con franquicias fuera de EE. UU. en los últimos años: Japón, Australia, Brasil, Corea del Sur y, desde 2022, Hungría.

Los medios franceses cubrieron el evento en los siguientes (para ellos) despectivos términos: "una alfombra roja para los ultraconservadores" en Le Temps, "el lugar de encuentro de la extrema derecha europea" en RFI, y "Viktor Orbán, el apóstol de la extrema derecha mundial" en L'Humanité. Las líneas editoriales de estos medios les permiten condenar la situación a priori, perezosamente y sin análisis; ésta es también la postura de Le Figaro. Lo cual no deja, en últimas, de ser un juego limpio, porque para el CPAC el enemigo es el progresismo neomarxista o no. Boulevard Voltaire fue el único medio que publicó un artículo que no se alinea con esta unanimidad superficial y sectaria.

Los participantes y lo que dijeron

78 oradores de todos los continentes y de 23 países expusieron sus puntos de vista durante dos días en discursos, diálogos, mesas redondas y mensajes de vídeo. Las dos delegaciones principales fueron la húngara (23, incluidos 8 miembros del gobierno) y la estadounidense (15), con un equilibrio entre dirigentes políticos (ejecutivos políticos o parlamentarios) y personas influyentes.

El contexto político-social ha cambiado desde el evento del año pasado. El factor más importante es el contexto electoral de 2024: las elecciones europeas de junio, con el deseo de derrocar la mayoría de centro-izquierda en el Parlamento Europeo, y las elecciones estadounidenses de noviembre, con pleno apoyo a Donald Trump, que hizo una aparición en vídeo.

Como el año pasado, lo más destacado fue el discurso de Viktor Orbán, que se centró en la identidad metodológica de la represión política entre los comunistas del pasado y los progresistas del presente, y ello en cinco etapas:

  • reformulación e inversión orwelliana del lenguaje: "la guerra es la paz" "la emigración es un recurso" ;
  • utilización de los instrumentos del Estado para difundir esta "normalidad invertida";
  • restricción de la libertad de expresión de las personas que se resisten al discurso oficial, y que son presentadas gradualmente como un riesgo para la seguridad y el orden público;
  • instrumentalización de los medios de comunicación dominantes, de las asociaciones progresistas y del poder judicial para debilitar y silenciar a los opositores;
  • utilización activa de organismos estatales transformados en instituciones progresistas privadas para acabar el trabajo si es necesario.

También habló el primer ministro georgiano Irakli Kobakhidze, en el contexto muy publicitado de la muy virulenta oposición occidental a su ley sobre la influencia extranjera, al igual que el exprimer ministro polaco, que centró su discurso en el imperativo de la lucha contra la inmigración.

La delegación europea incluía a dos estrellas holandesas, el líder del PPV Geerd Wilders, que ganó las elecciones de noviembre de 2023 en los Países Bajos y está a punto de formar una coalición de gobierno, así como a la influencer Eva Vlaardingerbroek, que ya había asistido en 2023 y cuyo discurso alarmista sobre la Gran Sustitución y transformación civilizatoria de Europa Occidental había alcanzado 45 millones de visitas en X dos días después de la CPAC. El único representante francés era Fabrice Leggeri, exdirector general de Frontex y candidato de la lista RN (Reagrupación Nacional) a las elecciones europeas.

Para los conservadores estadounidenses que estaban presentes, Hungría es el modelo de referencia que oponen a la transformación de su país bajo la influencia de la izquierda estadounidense, pero con la indiferencia o el apoyo implícito de la falsa derecha de los RINO (Republicanos sólo de nombre), con especial énfasis en el imperativo de recuperar el control sobre la educación de los niños. Otros temas importantes fueron la necesidad de no abandonar la batalla cultural a la izquierda, y las cuestiones de la inmigración, la inseguridad y la islamización.

Por último, el CPAC también pudo demostrar el firme apoyo de Hungría a Israel en la guerra iniciada el 7 de octubre, con la presencia de una importante delegación israelí.

Aparte de este apoyo a Israel, las cuestiones geopolíticas ocuparon un lugar secundario, en particular la guerra ruso-ucraniana, dadas las posiciones divergentes que había: mientras que los polacos reiteraron su apoyo a Ucrania, los húngaros, y en particular sus ministros, sólo sacaron el tema para constatar la desaparición de los pacifistas de izquierdas o su transformación en halcones belicistas, la utilización orwelliana del "mecanismo de paz" de la Unión Europea para financiar la adquisición de material militar y, por último, la defensa acérrima de la soberanía ucraniana por parte de los progresistas, soberanía que debe diluirse o desaparecer para los miembros de la Unión Europea, según la doxa dominante a la que se opone el CPAC.

 

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