El ministro de ‘Cultura’ (¿?) arremete contra la cultura hispánica. Los hispanistas se sublevan

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Un destacado conjunto de asociaciones y de intelectuales vinculados al hispanismo, con asociaciones como la Fundación Gustavo Bueno y personalidades como Iván Vélez, Marcelo Gullo Omodeo y José Javier Esparza, han firmado el Protocolo de Santa Pola contra las declaraciones del ministro de la izquierdista Sumar, Ernest Urtasun.

En las mismas, equiparando el salvaje colonialismo belga en el Congo con la obra de España en América, el ministro supuestamente de ‘Cultura’ ha arremetido brutalmente contra todo el patrimonio cultural de la Hispanidad que, según él, se trata de reparar.

El Manifiesto del Protocolo de Santa Pola

Ante ello, las asociaciones e intelectuales anteriormente indicados han lanzado el siguiente Manifiesto.

  1. La misión de un Ministro español de Cultura es defender la Cultura de España, no atacarla o despreciarla. Si no se siente preparado para cumplir esa misión debería buscar otra ocupación.
  2. Comparar la obra civilizatoria de 300 años basada en el mestizaje y extensión del mensaje cristianoy el legado greco-romano, con el dominio colonial abusador sistemático, de carácter mayormente privado, llevado a cabo por el Rey Leopoldo II resulta ahistórico e inaudito.
  3. España no tuvo nunca colonias sino una extensión de ella misma llamada por eso mismo «Las Españas», la «España ultramarina» o simplemente «Las Indias».
    Sirva como ejemplo el artículo 1 de la Constitución de 1812: «La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios». O el artículo 5 que dice así: «Los españoles: 1º… Todos los hombres libres nacidos y avecindados en los dominios de las Españas, y los hijos de estos».
  4. Toda gran empresa tiene un deber y un haber, pero en el caso de la Hispanidad el haber supera con mucho al deber. El sacro imperio romano hispánico fue un imperio generador, no depredador.
  5. El modelo virreinal se aplicó a ambos lados del Atlántico como forma de organización descentralizada que produjo más de 30 universidades, casi mil hospitales y cientos de ciudades, muchas de ellas declaradas hoy Patrimonio de la Humanidad. Nada que ver con los modelos coloniales de otras naciones.
  6. No se robó el oro, sino que se invirtieron ingentes cantidades de plata y oro en construir infraestructuras hidráulicas, puentes, caminos, barcos, edificios públicos y magníficas catedrales y monasterios que resisten el paso del tiempo.
  7. Todo ello fue el fruto de una colaboración labrada desde un inicio entre los pocos españoles peninsulares que se atrevieron a surcar el Atlántico y el Pacífico y los propios indígenas, unidos desde un principio por el mestizaje y el principio de igualdad de tratoimpuesto por Isabel la Católica.
  8. En España también podríamos ahora lanzar una campaña para destruir los vestigios del Imperio Romano urdiendo una leyenda negra que resaltara su lado oscuro: los 200 años que duró la conquista, la imposición de una lengua extranjera (latín) y de una religión romana, la violencia, la esclavitud legitimada por los propios emperadores, la matanza de inocentes no aceptados por sus padres (expósitos), los periodos de tiranía o las violaciones masivas (sabinas y otras). No lo hacemos. Preferimos centrarnos en lo positivo que nos aportaron asumiendo el hecho de la civilización como parte de nuestra esencia. ¿Por qué debería ser diferente con el Imperio hispano, pues fue este el que supo heredar y llevar «plus ultra» todas y cada una de las grandes aportaciones del legado greco-romano?
  9. Un ministro de Cultura del Gobierno de España debería centrarse en combatir día tras día la injusta leyenda negra hispanófoba (por ejemplo, reaccionando pública y decididamente contra la campaña de Marvel en el sexto capítulo de la serieWhat if?, completamente negrolegendaria) en lugar de pretender convertirla, vía BOE, en Historia oficial de España.
  10. El prestigio de un Ministerio de Cultura está en peligro cuando se hace muestra de tamaña incultura de nuestro pasadoo se apoyan visiones negativas y sectarias de la Historia que sólo contribuyen a nuestra debilidad y a la baja autoestima colectiva del mundo hispano, ya la más baja a escala planetaria.

 

Se preguntan desde Hispanidad Santa Pola a quién beneficia la estrategia actual de Ministerio de Cultura y «a qué intereses sirve el ministro», afirmando que no puede ostentar el cargo quien no defiende la historia de la casa común que une, se quiera o no, no sólo a 47 millones de españoles sino a 500 millones de hispanos".

Desde su toma de posesión, Ernest Urtasun ha izado la bandera de la «guerra cultural», alineándose contra la tauromaquia, los valores tradicionales y generando un tenso debate al declarar que la cultura es la mejor arma de combate político y que «la extrema derecha intenta atentar contra los valores de la democracia».

 

 

 

 

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